La Vía Láctea, entre un supercúmulo y un vacío, a 2 millones de km/h

Gracias al telescopio Hubble Space, que ha permitido realizar una reconstrucción en 3D, se ha confirmado la existencia de un vacío que empuja a la Vía Láctea hacia un supercúmulo de galaxias que la atrae, haciendo que alcance los 2 millones de km/h.

«En este momento, tengo la sospecha personal de que el universo no sólo es más extraño de lo que suponemos, sino más extraño incluso de lo que somos capaces de suponer», reflexionaba John Burdon Sanderson Haldane. Si el genetista británico nacido en 1982 levantara hoy la cabeza, volvería a repetir esta frase, una y mil veces más. Especialmente después de la publicación en la revista Nature de un estudio que demuestra a qué velocidad, y por qué, se mueve nuestra galaxia: la Vía Láctea.

Siguiendo a Haldane, los astrónomos suponían que la galaxia se movía a una determinada velocidad, pero desconocían el porqué.

Efectivamente. Ahora mismo, mientras estás leyendo esto sentado en el sofá de casa, o en el bus, te estás moviendo a una velocidad de 2 millones de kilómetros por hora.

velocidad La Vía Láctea se mueve a 2 millones km/h.

Velocidades astronómicas##

La Tierra gira a 1600 km/h mientras orbita alrededor del Sol a 100.000 km/h, y éste, a su vez, a 850.000 km/h; mientras la Vía Láctea se mueve por el universo a 630 km/segundo. Pero, ¿qué es lo que provoca esta estelar carrera?

Ahora por fin lo sabemos, gracias a la investigación llevada a cabo por el profesor Yehuda Hoffman, de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Resulta que nuestra galaxia, además de ser atraída por el supercúmulo de Sharpley (la mayor concentración de galaxias en el universo cercano, descubierta en 1930), es también empujada por un elemento, lo que provocaría estas velocidades. Se intuía con anterioridad la existencia de una región, fuera de nuestra galaxia, que ejercía una fuerza repelente sobre la Vía Láctea. Pero ahora, por fin, se ha podido comprobar.

Un vacío llamado repulsor dipolo##

Gracias al telescopio Hubble Space, entre otros potentes telescopios, el equipo de Hoffman ha realizado una simulación en 3D que les ha permitido corroborar la existencia de esta región, de la que sólo existían indicios hasta ahora, ya que los elementos que ejercen como repelentes son mucho más difíciles de identificar que los atrayentes.

La zona, que ha sido bautizada como repulsor dipolo, se caracteriza por estar asociada a un vacío en la distribución de las galaxias. Por otro lado, estaríamos frente a una región de muy baja densidad, con muy pocas estrellas y galaxias. Esta característica es lo que hace que sea tan difícil de identificar por los astrónomos: al tener pocas estrellas, su brillo es muy limitado, y por ende, poco visible.

La Vía Láctea, entre el supercúmulo de Sharpley y el repulsor dipolo

Por una parte, el supercúmulo de Sharpley, masificado de galaxias, y de elevada gravedad, nos atrae y acelera hacia sí, mientras que, por otro lado, el repulsor dipolo, mucho más pobre en estrellas y galaxias y en gravedad, “empuja”, nos repele.

“En general, las galaxias tienden a separarse unas de otras debido a la expansión del universo”, explica Brent Tully, uno de los autores del estudio. “Sin embargo, cada galaxia experiencia la atracción de la gravedad de las galaxias vecinas, lo que puede provocar movimientos de desviación: hacia regiones de alta densidad, y a la vez alejamiento de aquéllas con baja densidad. Nuestro sistema solar es una diminuta parte de la Vía Láctea, así que nosotros también estamos dentro de esta dinámica de atracciones y repulsiones”, aclara Tully.

Los expertos se fijan ahora como futuras metas una investigación en profundidad del repulsor dipolo, que permita identificar las escasas y minúsculas galaxias que en él se encuentran. El universo supera, una vez más, lo que somos capaces de suponer.

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