Un estudio desvela cinco especies extintas de aves que Darwin no conoció en Azores y Madeira. Estos seres vivos podrían haber desaparecido con la llegada de los vikingos.
Islas volcánicas en alta mar. Así podríamos describir la región macaronésica, que engloba dentro de la Unión Europea a Canarias, las islas Azores y Madeira, perteneciendo estas dos últimas a Portugal. Además de su origen geológico, que condiciona su paisaje variado con calderas, escarpados acantilados y montañas, las tres regiones disfrutan de un clima muy suave, lo que favorece una extraordinaria riqueza de hábitats y especies.
Según este documento de la Comisión Europea, Canarias, Azores y Madeira representan solo el 0,2% del territorio de la UE. Pero la región macaronésica alberga a una cuarta parte de las especies de plantas a nivel comunitario, un dato que da una idea sobre la variada biodiversidad que encontramos en estas islas. Una biodiversidad que también se complementa con una gran riqueza en cuanto a animales marinos y aves se refiere.
Estos archipiélagos han sido ahora objeto de estudio por parte de científicos españoles, alemanes y portugueses, que han publicado su profunda exploración paleontológica en la revista Zootaxa. En su investigación han logrado descubrir los restos de cinco especies de aves desaparecidas 500 años antes de la llegada de Charles Darwin a Azores y Madeira. El británico volvía de regreso de su viaje en el HMS Beagle, una expedición que le sirvió para formular años después la teoría de la evolución.
Cuando Darwin llegó a las Azores, descubrió aves que le resultaban extrañamente familiares. Sin embargo, como recogen en la Agencia SINC, en el caso de haber viajado 500 años antes habría visto «una ornitofauna tan peculiar como la de las Galápagos». El trabajo de los investigadores ha permitido hallar cinco especies extintas de rascones, aves que pierden la capacidad de volar al evolucionar en las islas, igual que ocurrió con los pinzones que describió Darwin en las islas Galápagos.
Su extinción, de acuerdo a las hipótesis planteadas, debió de darse con las primeras visitas de civilizaciones humanas -probablemente vikingos- a las islas hace más de 500 años. Este proceso de extinción fue «muy reciente», según los autores del trabajo, que han podido describir los restos del rascón de Madeira (Rallus lowei), el rascón de Porto Santo (Rallus adolfocaesaris), el rascón de São Miguel (Rallus carvaoensis), el rascón de Pico (Rallus montivagorum) y el rascón de São Jorge (Rallus “minutus”). Cinco aves diferentes que Darwin no llegó a conocer nunca y que muestran, de nuevo, que la biodiversidad que vemos actualmente en la región macaronésica es solo «la punta del iceberg» de la variedad de seres vivos que pudo habitar estas islas.
Imágenes | José Antonio Peñas – Agencia SINC