Científicos descubren un sistema de geoposicionamiento que usan las cucarachas para poder orientarse, como hacen los roedores y los seres humanos.
El sistema de posicionamiento global, más conocido como GPS, nos permite determinar la ubicación de una persona u objeto en el planeta Tierra con una precisión espectacular. Gracias a un conjunto de satélites implementados por Estados Unidos, esta herramienta se ha popularizado en los últimos años hasta el punto de servir en aplicaciones tanto civiles como militares.
El uso de los teléfonos móviles, la navegación terrestre y marítima, juegos como el geocaching, la construcción y la agricultura son áreas donde el GPS se ha vuelto imprescindible. Pero no sólo los seres humanos emplean sistemas de geoposicionamiento, otros animales como las ratas también se ayudan de mecanismos en el cerebro para poder orientarse.
Científicos de la Case Western Reserve University han descubierto ahora que las cucarachas también cuentan con un sistema similar al GPS. Su trabajo, publicado en la revista Current Biology, muestra un ejemplo de evolución convergente. En otras palabras, diferentes organismos vivos no relacionados entre sí han sido capaces de desarrollar mecanismos similares para resolver problemas parecidos.
Las cucarachas, al igual que otro tipo de insectos, necesitan contar con herramientas que les ayuden a «navegar» por el entorno que les rodea. Según los científicos, presentar un sistema semejante a un GPS facilita el trabajo de la memoria espacial; esto es, que puedan volver a un lugar donde hubieran estado o evitar un sitio al que no quieran regresar.
Los investigadores registraron la actividad de las células del denominado complejo central, una zona que les permite orientarse. Al estudiar el comportamiento de las cucarachas encerradas en un tubo que rotaba, los científicos vieron que eran capaces de geoposicionarse de una forma rudimentaria. Las células, de alguna forma, señalaban la dirección que debían seguir las cucarachas, tal y como sucede con el GPS que utilizamos en nuestros smartphones o en los vehículos.
Los resultados muestran que los sistemas sensoriales empleados en la geolocalización son parecidos a los detectados anteriormente en roedores. Y es que esta evolución convergente muestra cómo diferentes seres vivos hemos sido capaces de llegar a herramientas parecidas para afrontar retos similares. El hallazgo también prueba la complejidad de unos organismos que causan fascinación y terror a partes iguales. No en vano se suele decir que las cucarachas serían capaces de resistir un accidente nuclear y han servido como modelo para desarrollar robots que puedan ser empleados en labores de rescate.
Imágenes | Pixabay, Case Western Reserve University