¿Cómo podríamos mejorar el diseño de los robots? Un nuevo estudio sugiere aplicar la biomímesis y aprovechar los curiosos desplazamientos de las hormigas.
Cuando era estudiante, recuerdo que nuestra profesora de química trataba de llamarnos la atención con clases sorprendentes. En una ocasión, mientras repasábamos formulación orgánica, musitó. «Yo de pequeña me comía hormigas«. Con esa frase tan chocante, más de la mitad de la clase levantamos la mirada para escuchar lo que decía a continuación. «Y es que tienen mucho ácido fórmico».
No sé si aquella anécdota era real o se trataba de un simple chascarrillo para despertar nuestra atención. Lo que sí es cierto es que las hormigas contienen ácido fórmico, como describiera John Ray en 1671. Machacando hormigas rojas, el naturalista británico consiguió destilar el considerado como ácido orgánico más sencillo. De hecho, es el compuesto químico que inyectan algunas hormigas cuando pican.
La lección sobre el ácido fórmico no es la única que nos pueden brindar las hormigas en materia de ciencia y tecnología. Un reciente estudio publicado en Mathematical Biosciences muestra que los movimientos que siguen estos insectos esconden patrones matemáticos. Sus desplazamientos sirven para explicar la curiosa autoorganización que no sólo presentan las hormigas, sino que también se observa en otras especies animales.
¿Qué aplicaciones podría tener esta investigación? Según los científicos españoles y norteamericanos participantes, el estudio podría servirnos, por ejemplo, para mejorar el diseño de robots empleados en la limpieza de zonas contaminadas. Por tanto, la biomímesis podría inspirar avances tecnológicos en campos como la robótica.
Al igual que sucede con la rana que ayuda a mejorar aviones, los científicos creen que los desplazamientos de las hormigas pueden servirnos para que los robots coordinen sus movimientos de manera más eficiente. Y para hacerlo, deben estudiar los patrones matemáticos que siguen los insectos.
Como explica María Vela Pérez, los cambios aleatorios que se dan en los desplazamientos de las hormigas siguen funciones de probabilidad muy conocidas (las distribuciones gaussianas y de Pareto). En el caso de la investigación, se vio que miden cuánto gira la hormiga y hacia dónde se mueve.
Es decir, no sólo observaron que los desplazamientos cumplían ciertos patrones matemáticos. También fueron capaces de modelizar sus movimientos, conclusión que puede ser utilizada en la innovación tecnológica. Gracias a un trabajo multidisciplinar de biólogos, físicos y matemáticos, estamos más cerca de mejorar el diseño y funcionamiento de micro-robots gracias al estudio de estos pequeños insectos tan cotidianos.
Imágenes | Agencia SINC, Wiegots (Pixabay)