CSAIL

Logran que un robot auto-corrija sus errores al detectarlos un humano

Puede resultar extraño que un robot corrija sus errores solamente con que una persona los detecte. Pero esto es lo que ha conseguido un equipo del CSAIL.

Uno de los inconvenientes de la robótica, tal y como está configurada ahora, es que cuando hay un fallo es necesario reprogramar a la máquina. Ni que decir tiene, este proceso no es sencillo. Al menos no lo es tanto como lo sería corregir el error en otra persona. En este caso solo habría que decírselo para que se enterara de cuál es el comportamiento correcto. El CSAIL, el Laboratorio de Inteligencia Artificial y Ciencias de la Computación del MIT, ha inventado un nuevo método para comunicarse con los robots de forma más directa.

Los científicos del CSAIL han creado una interfaz de comunicación directa entre personas y robots. Más bien de las primeras a los segundos. Se trata de un casco EEG (electroencefalografía), conectado a la máquina. Una de las facilidades que ofrece este dispositivo es que permite al robot corregir sus errores al instante. A la persona le basta con saber que la máquina se está equivocando.

El sistema funciona de la siguiente manera. El robot tiene la misión de colocar bobinas de cable y botes de pintura en dos cajas. A cada tipo de objeto le corresponde su propia caja. Cuando la máquina agarra un bote de pintura y se dirige al compartimento de los cables, el cerebro de la persona que tiene el casco EEG reacciona mostrando una alerta. Es un acto instintivo. El usuario piensa: "Se va a equivocar".

Este pensamiento produce una perturbación llamativa en las ondas cerebrales. Es un patrón que se transmite al robot, que cuando lo recibe interpreta que no está haciendo bien las cosas. De esta forma, no hay que dar ninguna instrucción a la máquina. Ella misma corrige su error con la pista que se le comunica.

Los científicos del CSAIL creen que este tipo de sistema puede resultar útil en una cadena de ensamblaje. Aquí las máquinas hacen tareas primarias y un humano las vigila. En lugar de tener que llegar hasta el robot, buscar el fallo y corregirlo, al supervisor le bastaría con pensarlo.

Que los robots se adapten al lenguaje humano

Hasta ahora lo natural –y lógico– es que un humano programe un robot. Con este proceso la comunicación que se establece es una persona codificando sus instrucciones para una máquina. Es el humano quien tiene que adaptar su lenguaje al de las máquinas, cuando se supone que estas se desarrollan para hacer la vida más fácil a las personas.

Puede parecer un razonamiento de perogrullo que no tiene salida. Pero es justo el camino que los científicos del CSAIL quieren atajar. Con su sistema, las máquinas se tienen que adaptar a la forma humana de sentir y de comunicarse. En este caso los investigadores incluso han hecho que el robot se sonroje como un niño cuando recibe la transmisión de que ha errado. No se puede decir que no sea un lenguaje natural.

Imagen: MIT

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