Los implantes corporales para usos médicos (y pronto no tan médicos) necesitan alimentación y materiales que no perjudiquen el organismo. La invención de nanogeneradores biodegradables que no dependen de batería externa es una gran noticia para el sector.
Poco a poco, estamos dejando de hablar sólo de wearables externos con aspecto de pulsera o reloj para hacerlo, además, sobre implantes cerebrales o en cualquier otra zona del cuerpo. Ya sabemos que el grafeno será fundamental en el avance en el ámbito cerebral, pues características como la durabilidad o la flexibilidad le hacen ideal.
Es un campo en el que se está avanzando porque tiene la llave para desarrollar soluciones para el alzheimer o la epilepsia. Por ello, que hayan creado nanogeneradores biodegradables que pueden alimentar implantes sin energía externa es una grandísima noticia.
El desarrollo ha sido compartido por el National Center for Nanoscience and Technology y la Universidad de Beihang. El funcionamiento se basa en principios básicos de la generación de energía de rozamiento y cinética.
Gracias al uso de dos tiras, diseñadas para interactuar entre ellas cuando se encuentren en un implante, se consigue generar electricidad suficiente para funcionar, como decimos, sin ayuda externa. Eso sí, hasta ahora se ha probado sólo en animales, aunque la buena noticia es que sin efectos negativos aparentes. El proceso de degradado se produce como vemos en la imagen.
Se utiliza triboelectricidad, que aprovecha energía estática. Y la solución a priori es barata porque se utiliza el «común» PLC. En cuanto a las tiras que decíamos, una tiene un film plano y la otra, como también vemos en la imagen inferior tiene nanovarillas que sobresalen. Cuando un cuerpo se mueve externamente, ambas tiras se unen y luego se separan, lo que genera energía estática.
El nanogenerador puede, de momento, producir hasta 32.6 milivatios por metro cuadrado, lo que resulta suficiente para el proceso de estimular una neurona. De una manera «fácil» y muy original se consigue acabar con dos de los mayores problemas de los implantes.
Además, los investigadores también hablan de aprovechar la energía que utilizamos al respirar. Como el proceso de sacar el implante siempre es una de las partes complicadas, desde el principio han querido hacerlo biodegradable, y puede autodestruirse de con cierta programación.
Por supuesto, para que esto pueda llegar al mercado tiene que pasar las pruebas de la FDA norteamericana, el organismo regulador, aunque en otras partes podría desarrollarse antes.