La empresa SynTouch ha desarrollado una tecnología para que una mano robótica pueda sentir las texturas.
A la hora de construir un robot pensamos en un humano. Es cierto que hay máquinas dedicadas a tareas específicas, que dependiendo del trabajo que vayan a realizar interesará que tengan una forma u otra, sin que esta se parezca en absoluto a una persona. Con los brazos robóticos de las cadenas de montaje ocurre esto mismo. Sin embargo, la aspiración de crear una forma de inteligencia artificial humanoide es muy intensa. Y para eso se necesita dotarla de sentidos.
Crear un robot que se parezca lo más posible a un ser humano quizá sea un deseo de las personas en general, más que de los científicos que trabajan en robótica. Pero lo cierto es que una máquina con la morfología humana tiene lógica desde el punto de vista de la utilidad, pues en la sociedad los trabajos que hay están pensados para las personas, para su condición física y su inteligencia.
Aparte de las cuestiones mecánicas del movimiento (uno de los aspectos más complicados de imitar a la hora de construir un robot), para parecerse más a los humanos las máquinas tienen que tener nuestros cinco sentidos. La vista la han adquirido por medio de cámaras y el oído por medio de micrófonos. Quedan tres sentidos: gusto, olfato y tacto. A este último le ha tocado el turno.
La tecnología háptica es un campo que cada vez se investiga más. Está relacionada con el tacto y tiene dos vertientes. La más conocida es la que consigue que un objeto devuelva a una persona estímulos diferentes según toque un dispositivo. Es lo que ocurre con las pantallas provistas de esta tecnología. El usuario puede pasar el dedo por una imagen de una guitarra y tratar de pellizcar las cuerdas de la misma manera que lo haría con una guitarra de verdad. La pantalla en este caso le devuelve al usuario una serie de vibraciones, generadas por ultrasonido, que simulan el tacto de cuerdas reales.
La segunda aplicación de esta tecnología es en prótesis robóticas. Aquí de lo que se trata es de devolver el sentido del tacto al usuario que lleva una prótesis de mano. De manera que cuando agarre un vaso su cerebro reciba estímulos que le indican que está cogiendo un vaso. En esto se ha especializado la empresa SynTouch, que se encuadra dentro del mundo de las prótesis.
Sin embargo, SynTouch también se ha propuesto como objetivo incorporar su tecnología a robots. Su método, tanto para robots como para prótesis robóticas, está lleno de sofisticación. Su sensor háptico se basa en una clasificación de más de 500 materiales que ha elaborado la propia empresa. Estos van desde tejidos sintéticos a materiales naturales como la piedra. Cada uno de estos materiales está asociado a unas características que se pueden conocer tocando, como la suavidad, el calor que desprende o su tosquedad. Así, la tecnología sería capaz de reconocer diferentes texturas.
Esta clasificación de materiales se ha elaborado con el fin de poder asociar a cada uno de los 500 materiales una respuesta táctil. Esto quiere decir que si el brazo robótico toca una piedra, la calificará como tal, y devolverá al usuario la respuesta correspondiente a una piedra.
Lo verdaderamente innovador de la tecnología de SynTouch es su enfoque. En la empresa opinan que cuando tocas algo estás también modificándolo, aunque esto no se vea a escala normal. Nuestros dedos emiten calor y siempre vamos a ejercer una cierta presión sobre el objeto. Esto les lleva a concluir que una persona no está sintiendo un material sino que está sintiendo su reacción bajo su tacto. El sensor de la compañía irradia calor y ejerce presión al mismo tiempo que detecta lo que hay entre los dedos robóticos, con el fin de alcanzar la máxima precisión a la hora de devolver los estímulos.
Imágenes: SynTouch