Centro de datos subacuático

Microsoft prueba el primer centro de datos subacuático

El bautizado como Leona Philpot es un centro de datos subacuático que acaba de probar Microsoft.

El almacenamiento de datos es uno de esos campos en los que la innovación no se percibe a simple vista pero se encuentra presente a todos los niveles. Y cada vez es más necesaria, debido a la cantidad de energía que estas instalaciones consumen y, evidentemente, debido a que vertebran Internet, tal y como lo conocemos. De ahí que Microsoft se haya lanzado a probar algo en principio tan estrafalario como un centro de datos subacuático.

La inmersión se encuadra dentro de la iniciativa de la compañía de Redmond llamada Project Natick, que ha comenzado por este primer centro de datos, a quien han apodado Leona Philpot en homenaje a un personaje del videojuego Halo de la Xbox.

Las instalaciones se situaron a un kilómetro de la costa de California y han permanecido sumergidas desde el mes de agosto hasta diciembre de 2015. Ahora Microsoft ha rescatado el hardware para llevarlo a su cuartel general y analizar su rendimiento, así como los posibles perjuicios físicos que haya sufrido. El centro estaba recubierto de acero y el complejo se equipó con sensores que monitorizaran las condiciones medioambientales. Todo ello con el fin de extraer conclusiones sobre la viabilidad de establecer un centro de datos subacuático permanente.

Centro de datos subacuático

Para Microsoft, un centro de datos subacuático tiene sentido por dos motivos. El primero de ellos es que la mitad de la población mundial está localizada dentro de un rango de 200 kilómetros de la costa. Si los servidores se sitúan cerca de esta se reducirá el tiempo que tarda la información en llegar a los clientes.

Si la reducción de la latencia es el primer motivo, el segundo tiene que ver con argumentos medioambientales. Un centro de datos subacuático no necesitaría refrigerarse, un proceso que consume una gran parte de la energía que emplea para hacer funcionar este tipo de instalaciones. Al consumir menos energía, si se emplean fuentes renovables, como molinos de viento, los servidores podrían evitar arrojar emisiones a la atmósfera.

Otras compañías, como Google o recientemente Amazon, ya han puesto en marcha instalaciones de energías renovables para hacer funcionar sus centros de datos. Y en lo que se refiere a la refrigeración hay quienes se han movido a latitudes más septentrionales, como Islandia o el norte de Suecia, para evitar gastar energía en este aspecto.

Los centros de datos sostenibles, que experimentan con distintas formas de refrigeración y tratan de aprovechar el calor, se están imponiendo. Y no es para menos, pues se estima que este tipo de instalaciones consumen un 3% de la energía a nivel mundial, mientras que los datos no paran de aumenta, con lo que las compañías necesitan servidores para almacenarlos.

Imágenes: Misocroft

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