El ingeniero de la NASA David Burns ha creado un diseño conceptual que permitiría viajar al 99% de la velocidad de la luz.
Para que los viajes espaciales vayan más allá del Sistema Solar, incluso para viajar a los confines de este, la velocidad de los vehículos espaciales tiene que incrementarse sensiblemente, concretamente para llegar a la velocidad de la luz. Esta obviedad está patente desde el principio de la carrera espacial. Cuando se empezó a medir la distancia a la que están las estrellas y las galaxias, la unidad de medida que se demostró más viable fueron los años luz. Y esto refleja la diferencia tan abismal que hay entre nuestra tecnología espacial y las distancias en el universo.
De ahí que conseguir viajar a la velocidad de la luz sea una de las grandes ambiciones , de esos hitos utópicos, dentro del sector aeroespacial y astronómico. De momento pertenece a la ciencia ficción, pero la NASA trabaja en modelos para acercarse a esta meta.
Recientemente se ha sabido que un ingeniero de la agencia espacial, David Burns, ha creado un modelo conceptual de nave espacial capaz teóricamente de viajar al 99% de la velocidad de la luz. Es todo teórico, pero, como apunta su creador, merece la pena intentarlo.
La nave espacial tendría un motor de helicoidal. Su funcionamiento consistiría en acelerar un conjunto de iones en una estructura circular. Estos alcanzarían casi la velocidad de la luz. A partir de ahí se manipularía su velocidad y, en consecuencia, también su masa. El resultado sería un motor capaz de propulsarse hacia delante sin expulsar nada hacia atrás.
En busca de exoplanetas, en busca de la velocidad de la luz
El modelo de Burns es cuestionable. También teóricamente, pues existen dudas sobre la fuerza que podría generar un motor helicoidal de gran tamaño. El creador de este modelo tiene una respuesta sencilla: "Si alguien dice que no funciona, yo seré el primero en decir que mereció la pena intentarlo.
Y es que alcanzar la velocidad de la luz no es una meta para la que existan planes concretos. ¿Por qué no probarlo?, se pregunta Burns. A la pregunta contraria se puede contestar con múltiples respuestas, todas con un denominador común. Merece la pena probarlo porque si el método resulta exitoso o se aprende algo útil se podría aspirar a llegar a otros sistemas y a algunos exoplanetas.
Hay que tener en cuenta que la estrella más cercana a la Tierra es Próxima Centauri, a 4,22 años luz. Y los exoplanetas que podrían parecerse al nuestro rondan esa distancia. Un ejemplo de ello es el que se encontró en torno a la estrella Barnard, a 6 años luz , con el triple de masa de la Tierra y una temperatura sensiblemente inferior.
Imágenes: NASA
