Nómadas digitales: trabajar en remoto sí es posible

Ir todos los días a la oficina y estar sentado en la misma silla durante más de ocho horas tiende a desaparecer. Trabajar en remoto cada vez es más habitual. ¿Qué ventajas e inconvenientes implica esta tendencia?

Si hace veinte años nos hubieran dicho que sería posible trabajar para una empresa española desde una playa de Bali nos habríamos echado a reír. Sin embargo, hoy esto es posible, gracias a la tecnología y a la nueva filosofía de muchas empresas que se centran en la consecución de objetivos. Calentar la silla nunca fue productivo, por ello las compañías apuestan cada vez más por proyectos con equipos compenetrados, pero que no tienen por qué estar en el mismo espacio físico.

Con esta nueva forma de trabajar nacen los llamados nómadas digitales, personas que trabajan de forma remota en vez de hacerlo desde un puesto fijo. Estos nuevos empleados son dueños de su tiempo y de su espacio, se organiza cómo quieren, siempre y cuando lleguen a los objetivos marcados por la empresa. Pero, realmente, ¿qué supone esto para las compañías y para los trabajadores?

Motivos de sobra

En primer lugar, favorece la caza de talento, pues no importa de dónde seas o dónde te encuentres, ya que lo único que necesitas es tener una buena conexión a internet para mantener una buena comunicación con la empresa. Hay páginas web, como Nomadlist, que promueven “la libertad de movimiento global a través de trabajar en remoto” ofreciendo a los usuarios un listado de las ciudades más favorables para esta práctica. Su ranking está basado en el coste de vida del lugar, la seguridad, el clima, la red y la tolerancia LGTBI, entre otros.

Otro valor relevante, sobre todo para las empresas, es el ahorro de costes en puestos físicos. Se reducen los gastos en material de oficina, en luz y agua, por ejemplo. Además, al contar con un equipo distribuido por diferentes partes del mundo, la empresa estará abierta durante 24 horas. Aunque si la empresa nunca duerme, es posible que tú tampoco, por ello es recomendable establecer un horario determinado para no acabar con tu motivación antes de tiempo.

Si la organización es correcta, esta metodología laboral es bastante más eficiente que la tradicional, puesto que se establecen objetivos y no tiempo de dedicación. Las empresas saben que si el trabajador es bueno, y saca adelante su trabajo, no importa si lo hace en tres horas y a las cuatro de la mañana. Y esto lleva implícito un factor todavía más interesante: la conciliación familiar comienza a ser real.

Aunque pueda parecer maravilloso, también conlleva algunas desventajas, como la pérdida del contacto directo con otros compañeros. Es posible que acabes echando de menos a aquel hombre charlatán de contabilidad, que siempre conseguía sacarte una sonrisa los días grises. Sin embargo, lo más importante es que la opción existe, saber si es adecuada o no dependerá de cada trabajador.

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