Los edificios del país tienen menos de tres años para buscar una alternativa que aporte la energía necesaria a sus calefacciones.
Si hay un país decidido a tomar medidas radicales en la lucha contra el cambio climático ese es Noruega. Gran parte de las exportaciones de los escandinavos provienen del petróleo que extraen en el mar del Norte. Pero esto no quita para que el gobierno de esta nación nórdica ponga de su parte para moderar las emisiones. El último anuncio oficial es que Noruega prohibirá usar petróleo para alimentar las calefacciones en invierno a partir de 2020.
Así lo comunicó el ministro noruego de Clima y Medioambiente, Vidar Helgesenlaid. Sus palabras textuales fueron: "Aquellos que utilizan combustible de petróleo para la calefacción deberán encontrar otras opciones para 2020". La medida afecta tanto a edificios públicos como privados. Ambos tipos de construcciones no tendrán permiso para quemar petróleo –habitualmente en forma de gasóleo– para hacer funcionar las calefacciones.
El Ministerio de Clima y Medioambiente ha mencionado algunas de las alternativas que los ciudadanos podrán usar. En lugar de petróleo podrían emplear energía hidroeléctrica, bombas de calor e incluso estufas a base de madera.
En un principio parecen soluciones a corto plazo. Y es que las calefacciones de los edificios y las casas cuentan hoy con una infraestructura difícilmente reemplazable en tan poco tiempo. Al menos no todas las construcciones pueden buscar fácilmente una alternativa a su forma tradicional de calentarse.
Sin embargo, parece que el Ministerio ha dejado clara la prohibición, que se aplicará tanto a edificios nuevos como antiguos. La medida entra dentro de los esfuerzos de Noruega por reducir sus emisiones contaminantes. En 2015 la cifra total fue de 53,9 millones de toneladas. La introducción de alternativas en las calefacciones llevará a ahorrar unas 340.000 toneladas anuales.
No es la única decisión drástica que ha tomado el gobierno del país. El pasado año se comenzó a debatir, entre los cuatro partidos importantes nacionales, la prohibición de vender coches de diésel y gasolina a partir de 2025. Esto dejaría una pista libre y abonada a los eléctricos , que ya cuentan con un gran empuje. De hecho, Noruega es el país de Europa donde más vehículos de este tipo se venden, muy por encima del resto. Aunque no hay que olvidar que la prohibición no afectará a los híbridos, que podrán seguir vendiéndose.
