La compañía Hitachi ha desarrollado un sistema que permite reconocer las venas dactilares mediante la cámara de un smartphone.
El uso de patrones biológicos como método de seguridad está proliferando en los últimos años por una razón puramente funcional, dejando al margen su superior seguridad. El hecho de que cada vez tengamos más servicios y aplicaciones a los que acceder utilizando una contraseña se suma a que no resulta aconsejable emplear la misma clave para todos, por motivos obvios: el resultado es que se necesita una llave maestra segura. Sin duda sería mucho más cómodo utilizar una llave que nos permitiera entrar en nuestras diferentes redes sociales, desbloquear el teléfono, abrir el correo o la cuenta del banco.
Este es el papel que pretende jugar la biometría. Convertirse en la llave maestra segura que el usuario pueda utilizar para acceder a cualquier servicio protegido. Se trata de eliminar las contraseñas o al menos su uso. Y se han puesto sobre la mesa muchas opciones, desde el reconocimiento fácil, de las venas de la palma de la mano, del iris.
Pero la primera de todas las que se empezaron a implantar en dispositivos comerciales fue la huella dactilar. La firma japonesa Hitachi, especialista en equipamiento electrónico, ha dado una vuelta de tuerca a esta forma de biometría. En lugar de medir la huella su sistema detecta las venas del dedo para identificar al usuario y lo hace usando la cámara de un smartphone.
La diferencia con la huella dactilar es que esta emplea un sensor infrarrojo para identificar los patrones en la piel del dedo. La tecnología de Hitachi detecta la disposición de las venas, un patrón más complejo si cabe, con lo que la seguridad aumentaría. Llama la atención la aparente sencillez del sistema, por el hecho de que use una herramienta tan cotidiana como es la cámara de un smartphone para detectar y comprobar el patrón.
El reconocimiento de las venas no es nuevo en biometría, ni siquiera en el plano comercial. Pero normalmente se usa un sensor de infrarrojos para detectar las formas. Sin embargo, la compañía habría optado por la cámara de un smartphone porque es capaz de identificar las venas de forma más rápida, debido a su tecnología de reconocimiento de color.
La solución de Hitachi demuestra que la tecnología que se encuentra dentro de nuestro smartphone cuenta con los elementos suficientes para orquestar un sistema de biometría fiable, sin necesidad de añadir nuevos sensores. La cámara, que igualmente podría servir para el reconocimiento facial, puede registrar con precisión la forma de las venas del dedo y contrastar después este patrón con el dedo que presente el usuario.
