Un grupo de investigadores de la Universidad de Minnesota ha conseguido desarrollar un ojo biónico impreso en 3D. El dispositivo es capaz de convertir la luz recibida en electricidad, por lo que podría ayudar a los discapacitados visuales a recuperar la visión.
El ojo biónico se fabrica en una impresora 3D. En primer lugar, se añaden tintas con nanopartículas de plata sobre una superficie de cristal semiesférica. Una vez secas, los investigadores añaden un sistema de fotodiodos interconectados, formado por polímeros semiconductores que convierten la luz en electricidad. Todo ello va unido al cristal sobre una película de plástico.
El proceso de construcción dura en torno a una hora y la efectividad de conversión de los receptores de luz en electricidad es del 25%, suficiente como para generar información visual. Aun así, los científicos intentarán seguir desarrollando el proyecto para mejorar su eficiencia. Además, pretenden elaborar superficies hemisféricas blandas fotodetectoras para poder implantarlas en ojos reales.
Las impresoras 3D ya se habían utilizado antes con éxito en el campo de la medicina visual. Por ejemplo, se han diseñado prótesis oculares en la Universidad de Lovaina (Bélgica) y la Universidad de Yonsei (Corea del Sur). Asimismo, investigadores de la Universidad de Newcastle han conseguido fabricar córneas a partir de células madre.
El factor diferencial del ojo biónico desarrollado en Minnesota radica en su capacidad de transformar la luz en electricidad mediante fotoconductores, aunando así valor funcional y estructural.
La impresión en 3D de artefactos optoelectrónicos en superficies semiesféricas es un avance que abre todo un abanico de oportunidades para ayudar a las personas con problemas visuales a recuperar la vista. De ahí su importancia.
Un mundo de posibilidades 3D
El desarrollo de esta tecnología ha supuesto un gran paso adelante para la evolución de la ingeniería biomédica, ya que proporciona una amplia gama de recursos a los sistemas de salud para mejorar el día a día de mucha gente.
La fabricación generalizada de audífonos en impresoras 3D es ya una realidad, lo que permite a millones de personas con problemas auditivos llevar una vida normal. Del mismo modo, en la Universidad de Princeton se ha llegado a crear una oreja biónicacapaz de recibir sonidos gracias a una antena incorporada.
La Universidad de Michigan ha creado una prótesis de tráquea para niños con problemas respiratorios, y el grupo creador del ojo biónico también ha puesto en marcha un proyecto de impresión de dispositivos electrónicos 3D directamente sobre la piel.
Otras de las grandes aportaciones son las prótesis dentales adaptadas a la fisionomía de cada paciente, además de prótesis ortopédicas o de cadera. También se pueden crear vértebras, huesos, músculos o escayolas.
Viendo el desarrollo de las impresoras 3D, es de esperar que en un futuro no muy lejano la fabricación de órganos funcionales como riñones o hígados sea una realidad que salve vidas. Sus posibilidades de ahorro y de diseño son numerosas. Tanto que está contribuyendo enormemente en multitud de ámbitos.
¿Cuál será el límite de esta tecnología? El futuro lo dirá.