MAREA: 6.000 km de viaje submarino

Pangea era el nombre del único supercontinente que existía en la Tierra. El movimiento de las placas tectónicas separó esta superficie formando los actuales continentes. 200 millones de años después, MAREA nace con la vocación de revertir esta deriva continental y acercar los territorios.

MAREA es un gigante submarino. Ni en sus mejores sueños Julio Verne pudo imaginar que un cable de más de 6.600 km permitiría que en menos de un segundo dos personas separadas por el océano Atlántico pudieran comunicarse.

Un hito en las telecomunicaciones

13 de junio de 2017. Son las seis de la mañana en la playa de Sopelana (Vizcaya). El paisaje de este paraíso de surfistas presenta un aspecto inusual. Entre tablas de surf y domadores de olas, varias grúas comienzan a excavar una zanja en la arena. Están esperando la llegada de MAREA, el cable de fibra óptica más moderno del mundo.

“Estamos asistiendo a un hito histórico. MAREA es el cable submarino de mejor tecnología que se está construyendo actualmente en el mundo, y va a amarrar en España, concretamente en la playa de Sopelana, en Vizcaya”, nos cuenta Rafael Arranz, COO de Telxius, la empresa de infraestructuras de Telefónica que forma parte del consorcio que ha impulsado el proyecto.

El barco “Dependable”, propiedad de la compañía TE Connectivity Subcom, ha llegado al puerto de Santurce después de 3 semanas de travesía. En su interior, 6.600 km de cable listo para ser desplegado y unir ambos continentes.

MAREA es el cable submarino de mejor tecnología que se está construyendo actualmente en el mundo

Hacía más de 15 años que ningún cable trasatlántico amarraba en nuestro país. MAREA unirá Virgina Beach, en la costa este de EE.UU., donde en la actualidad se halla la mayor concentración de data centers del mundo, con España, y permitirá a nuestro país interconectarse con las principales redes y los más importantes puntos de conexión de tráfico en Europa, como Fráncfort, Londres, Marsella o París.

“Es la primera vez que se construye un cable submarino en la ruta del Atlántico medio en casi veinte años -prosigue Rafael-. Hay muchos cables en el Atlántico, pero siempre han estado desplegados por el norte. España, tradicionalmente, era un lugar de interconexión muy importante de cables submarinos, pero en los últimos 15 años habíamos perdido mucha capacidad de interconexión porque los cables comenzaron a construirse amarrando en Francia y Portugal. MAREA permite de nuevo reposicionar a España en el mapa de los cables submarinos, y lo que es más importante, nos permite conectar tráfico proveniente de otras rutas y otros mercados a los que nosotros no teníamos acceso. Además, MAREA es importante para Telxius y para la conectividad en América ya que desde Virginia Beach se va a crear otra ruta a Latinoamérica con Brusa, un cable 100% propiedad de Telxius”.

Un gigante submarino

MAREA no es un cable submarino más. Está diseñado con una tecnología “abierta”, que permite instalar equipamiento de múltiples proveedores y abarata los costes de mantenimiento y de actualización de este equipamiento. Además, hace más fácil la adaptación del cable a las innovaciones de la fibra óptica así como a los incrementos de capacidad.

El cable mide 6.600 km y unirá Sopelana (España), con Virgina Beach (EE.UU)

El cable mide 6.600 km y cuenta con 8 pares de fibra. La capacidad total potencial del sistema, utilizando la tecnología actual, es de 160 terabits por segundo.

Para hacernos una idea de este potencial, se tardará medio segundo en mandar diez discos duros enteros de 1 terabyte cada uno. Podrá mover unos 80 millones de vídeos a la vez o más de 5.000 millones de conversaciones simultáneas de voz sobre IP. MAREA va a suponer un antes y un después en el acceso a Internet.

Tres socios unidos por un cable

La idea de desplegar MAREA surgió hace dos años. Microsoft y Facebook necesitaban un cable propio que satisficiera sus necesidades de capacidad y Telxius, la compañía de infraestructuras de Telefónica, era el socio más adecuado para desplegarlo dada su gran experiencia en el desarrollo de otros sistemas de cables submarinos, como los que unen la Península Ibérica con Baleares y Canarias, y su participación en otros consorcios internacionales como SAM 1, PCCS y Unisur.

Francisco Agote, gerente de Desarrollo Comercial en Telxius, fue el responsable de que el contrato de MAREA llegara a buen puerto para Telefónica”. Fueron unas negociaciones complejas, intensas y muy entretenidas. Los tres socios tenían necesidades de capacidad muy significativas a pesar de sus orígenes tan diferentes. Microsoft estaba interesado en esta ruta por el crecimiento del tráfico esperado por sus servicios cloud. Facebook, que todos conocimos como una red social estática, incorporó imagen y finalmente vídeo y eso hizo que su tráfico explotara. Y Telxius es la compañía de infraestructuras de Telefónica, que da servicio a más de 340 millones de personas en el mundo, y además ofrece servicios de capacidad IP a otros operadores de telecomunicaciones, con lo cual también crecían mucho sus necesidades de capacidad en esta ruta. Para los tres, MAREA supone poder cubrir sus demandas de capacidad; y en el caso de Telxius y Telefónica, además, es la consecución de un viejo anhelo, que es poder unir sus dos geografías principales: Europa y América”.

Un viaje de meses

El despliegue de un cable de estas características supone una operación extremadamente compleja que acarrea muchos meses de trabajo. Antes de depositar el cable en el fondo del mar hay que elegir la ruta por la que este va a transcurrir. Para elegir la más adecuada es preciso realizar con un sónar un estudio en 3D (batimetría) de todo el lecho marino en el que se va a asentar el cable.

“Para el diseño de este recorrido lo primero que se debe tener en cuenta son los puntos de origen y destino para determinar cuál es la mejor ruta y la menos accidentada, para hacer un tendido con los menores riesgos posibles y garantizando que la vida del cable, que está diseñado para estar operativo 25 años, tenga el menor número de incidentes posibles”, nos cuenta Carlos Dasi, CTO de Telxius.

Podrá mover unos 80 millones de vídeos a la vez o más de 5.000 millones de conversaciones simultáneas de voz sobre IP

Sin embargo, no siempre es fácil sortear los obstáculos. El fondo del mar es como la superficie terrestre, con diferentes relieves. En el océano Atlántico, por ejemplo, hay una cordillera denominada Dorsal Atlántica que lo cruza de norte a sur y es imposible evitarla. Por ello hay que tener muy en cuenta las condiciones en las que el cable va a permanecer sobre esta dorsal. “Se trata siempre de buscar la arena, que es lo menos agresivo para el cable submarino. Pero es cierto que hay segmentos de la ruta que en los que el cable va por zonas rocosas. En estos casos se decide qué cable o qué tipo de armadura de cable vamos a usar para que no se dañe”, resalta Carlos.

En las proximidades de las playas, en las zonas rocosas o en las que esté expuesto a fuertes corrientes marinas se utiliza un tramo de cable de gran robustez para que esté más protegido. En general es cerca de la costa, donde hay actividad humana, donde más riesgo hay de rotura y se utiliza una protección de doble armado. En el fondo marino, por el contrario, donde no hay actividad humana y el cable se apoya sobre arena, este es mucho más fino y está recubierto sólo de aluminio y polietileno, siendo sólo un poco más grueso que un cable eléctrico convencional.

El momento más esperado: el landing

13 de junio de 2017. 6:00 am. En Sopelana ya está todo preparado para dar la bienvenida a MAREA. El barco “Dependable”, propiedad de TE Connectivity Subcom, la empresa que se encargará de hacer el amarre, ya está situado a 1,5 km de la playa. El momento más esperado está a punto de comenzar.

Landing es el nombre que recibe la maniobra de amarre del cable a la playa para su posterior conexión con la cámara de playa (Beach Manhole). Es sin duda la fase más emocionante, pero también la que más riesgos tiene. “Cualquier error, cualquier cambio imprevisto en las rachas de viento o en la altura de las olas puede dar al traste con meses de trabajo”, explica Agustín Gutiérrez, Jefe de Mantenimiento de Planta Sumergida de Telxius, “La parte más delicada del landing es cuando hay que pasar la zona de rompiente de las olas en la playa. No superar esta parte puede significar tener que cancelar toda la operación”.

Para elegir la ruta más adecuada es preciso realizar con un sónar un estudio en 3D de todo el lecho marino en el que se va a depositar el cable

Agustín ha llegado con las primeras luces del alba a la playa de Sopelana para supervisar la operación. Aunque lleva varios landings a sus espaldas, no puede disimular un cierto nerviosismo. El cielo está nublado y apenas hay viento. Pero las olas son más altas de lo que se preveía, para deleite de los surfistas, que a esa hora ya disfrutan sobre sus tablas.

Comprueba que el barco se ha situado frente a la playa y está detenido gracias a su sistema de posicionamiento automático. Previamente se ha cavado una zanja en la playa de entre 3 y 4 metros de profundidad para poder acoger el cable. Dos equipos perfectamente sincronizados, uno en el barco y otro en la orilla, están preparados para llevar el cable hasta su destino. Todo está listo para el landing.

El “Dependable” procede a deslizar el cable por la popa y entrega el emisario, en su extremo, a una pequeña embarcación de tiro que lo va a ir acercando hasta la playa. Para que el cable vaya mejor por la superficie del mar se le atan unos flotadores que ayudarán en toda la operación. Desde la playa, con una moto acuática, se lleva una cuerda para atarla al emisario y así poder tirar del cable hacia la playa.

Es el momento de máxima tensión. El cable debe atravesar la zona de rompiente de las olas. También es un momento de mucho peligro para el equipo que está trabajando en el mar. No parece que la fuerza de las olas sea tan grande como para interrumpir el operativo. Con la pericia de los buzos y del piloto de la moto acuática, se consigue sobrepasar este tramo y llevar el cable hasta la orilla. Agustín respira aliviado.

El cable por fin ha llegado a la playa y rápidamente se le coloca un peso para fijarlo y asegurarlo. Los buzos ahora tienen que encargarse de ir soltando los flotadores para que el cable vaya cayendo al fondo del mar. En esos primeros kilómetros de costa, el cable debe ser enterrado debajo de la arena, y para ello los buzos utilizan un sistema llamado jetting, que consiste en abrir una zanja en el fondo del mar con la inyección de agua a presión.

Con el cable ya en la playa, se considera que el landing ya ha finalizado. Solo resta conectarlo a la cámara de playa y proteger el cable con unas medias cañas.

Posteriormente se taparán las zanjas para que el cable quede escondido debajo de la arena y durante varios días se trabajará en el mar frente a la playa para que el tramo de MAREA más cercano a la costa quede perfectamente alojado en el fondo marino. La operación ha sido un éxito y los dos jefes de equipo se felicitan a través del walkie. ¡MAREA ya está amarrado en España!

Una infraestructura marina y terrestre

Además del complejo proceso de preparación del despliegue del cable a través del Altántico, paralelamente han tenido que realizarse en tiempo récord trabajos de reestructuración de toda la infraestructura que rodea a un cable de este tipo. La antigua estación telefónica de Sopelana, inaugurada en 1975, se ha transformado en sólo 4 meses en una estación de amarre de cable submarino. “Hemos convertido este edificio en un edificio de futuro en un tiempo récord”, nos cuenta Sonsoles, gerente de Estación de Amarre de Sopelana de Telxius. “Y sin provocar ninguna afección al servicio que se presta a los clientes, tanto de fijo como de móvil”.

“La estación de amarre tiene un papel fundamental en un sistema de cable submarino. En primer lugar es el punto donde se asegura el suministro de energía, tanto a los equipos que alimentan al cable como al resto de elementos. Adicionalmente la estación de amarre es el sistema donde confluyen las comunicaciones ópticas terrestres y la comunicación óptica marina”.

Puesta en servicio

MAREA terminará de construirse en otoño de 2017. Y antes de empezar a acoger tráfico, deberá superar varias pruebas. Una vez instalado el cable, el proveedor deberá realizar una serie de ensayos para comprobar el buen funcionamiento del sistema antes de entregarlo a los dueños: Microsoft, Facebook y Telxius.

“Cualquier error, cualquier cambio imprevisto en las rachas de viento o en la altura de las olas puede dar al traste con meses de trabajo”

Elena Badiola es gerente de Proyectos de Cable Submarino en Telxius y resalta la importancia de no improvisar en la puesta en funcionamiento. “Una vez que el cable está desplegado en el fondo del mar y se hace el empalme final, que en el caso de MAREA fue el pasado mes de agosto, entonces empiezan las pruebas de aceptación del comisionado y estas son las pruebas que se hacen de extremo a extremo con el cable ya extendido para probar la continuidad tanto eléctrica como óptica de todo el sistema”.

Estas pruebas son muy importantes porque, a pesar de que se comprueba el correcto funcionamiento de todo el cable a su salida de la fábrica, la carga del mismo y de los repetidores en el barco es muy manual y en esa maniobra pueden ocasionarse daños que no se detecten. Si no se hicieran estas pruebas, podría ser que uno de estos pequeños daños en el aislamiento del cable provocara un fallo en los primeros meses una vez puesto en servicio.

“El cable se activa una vez que el proveedor lo entrega a los propietarios, en una fecha que se llama RFPA, que significa `fecha de entrega de aceptación provisional´, y esto sucederá, si todo va bien, a mediados de octubre. En ese momento los dueños del sistema tienen unas semanas para hacer sus propias pruebas; esas pruebas ya son ópticas y se hacen para determinar la capacidad, con la tecnología disponible, que aguanta el sistema. Y eso te da una medida de cuánto tráfico puedes poner”, concluye Elena.

Democratización de las comunicaciones

Sin duda, MAREA es un hito en el mercado de las telecomunicaciones. No sólo supondrá que el usuario final tenga comunicaciones más rápidas y seguras. Será también un dinamizador económico para la provincia de Vizcaya, y por extensión para toda España.

“MAREA va a democratizar el acceso a la información y, sobre todo, va a facilitar que Europa y España tengan un punto de referencia en el mercado de las comunicaciones”

Para Rafael Arranz, los beneficios son claramente cuantificables. “Es una inversión en infraestructura nueva. Tenemos más fibra óptica llegando a España, más velocidad de acceso y de interconexión con el resto del mundo y sobre todo con EE.UU., que es el principal generador de tráfico y de contenidos en el mundo. Y a través de esta infraestructura llegarán otras inversiones. Luego indirectamente va a ser un generador de actividad económica en general y en el campo de las telecomunicaciones, nuestra propia industria”.

Carlos Dasi va un poco más allá: “Lo revolucionario de MAREA es que va a transmitir volúmenes de información gigantescos en tiempos récord y va a permitir que cada vez más gente tenga acceso a Internet y a la información de Internet. MAREA va a democratizar un poco más el acceso a la información, y sobre todo va a facilitar que Europa y España tengan un punto de referencia en el mercado de las comunicaciones de acceso a Internet “.

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