¿A qué huele un algoritmo? Una parte de tu perfume es tecnología

Acercarte a alguien, oler su fragancia y que te resulte agradable puede llegar a ser una de las mejores experiencias del día. Los creadores de fragancias lo saben y por eso cada vez aprovechan más la tecnología para dar vida a los perfumes más perfectos.

A pesar de ser el sentido más desconocido, el olfato es el único sentido que nunca descansa. Podemos cerrar los ojos y no ver o taparnos los oídos para no escuchar, pero resulta imposible engañar a nuestra nariz para no oler durante más de unos segundos o quizá minutos, para aquellos que dominen la apnea.

Todos tenemos una huella olfativa, a excepción de los gemelos que desprenden el mismo olor. Y, de igual manera, a cada persona le agrada un olor u otro, como ocurre con los sabores. Por ello, hay fragancias para todos los gustos. Aunque para aquellos que todavía no han encontrado el perfume ideal, algunas empresas ponen a su disposición la posibilidad de crear fragancias a medida.

Quizá Firmenich sea una de las empresas más conocidas dentro del sector, pues son los responsables de perfumes como Aqua di Gio o Light Blue, de Dolce&Gabbana. Todas estas fueron creaciones por parte de los trabajadores de la marca, pero en 2018 inauguró su Digital Lab con la colaboración de la Escuela politécnica federal de Lausana (EPFL).
Con esta iniciativa busca explorar el potencial de la inteligencia artificial en el proceso de creación de los perfumes propios de la marca.

Symrise, otra de las grandes compañías de esta área, dio vida a Phylyra, un plan similar al Digital Lab de Firmenich de la mano de IBM. «Ahora nuestros perfumistas pueden trabajar con un aprendiz de inteligencia artificial a su lado. Uno que puede analizar miles de fórmulas y datos históricos para identificar patrones y predecir nuevas combinaciones, ayudándoles a ser más productivos y acelerando el proceso de diseño, al guiarles hacia fórmulas nunca vistas», comentó Achim Daub, el presidente de Symryse Scent&Care.

En París acaba de abrir The Alchemist Atelier, un espacio donde el cliente puede crear su propio perfume y adquirir la máquina Scent Creator. Esta permite combinar esencias para dar vida a nuevas fragancias a placer del usuario. «Vimos claramente que una solución así iba directamente contra dos megatendencias que habíamos identificado en el mercado: una es la de la personalización y la otra es la de la digitalización en cosméticos», aseguraba Hugo Lasala, el Director de Tecnología de Noustique. Todas las compañías persiguen un objetivo: conseguir la fragancia ideal para cada uno de sus clientes.

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