Richard Ramchurn dirige una película sobre la relación actual del ser humano a través de la tecnología y las redes sociales.
La hiperficción constructiva es aquella en la que el lector, o en este caso el espectador de una película, puede modificar el rumbo de la historia a su gusto. Inspirados por el surgimiento de Internet, los cambios en los hábitos de lectura y los textos digitales, los autores crean los libros «Elige tu propia aventura» o «Libro juego», abogando por el perspectivismo e intentando romper el paradigma narrativo clásico.
Se siguió experimentando con esta posibilidad de saltar entre multiversos y modificar a nuestras anchas la toma de decisiones moral y social de los personajes. Por ello, empresas como Quantic Dream han desarrollado juegos como Heavy Rain, Beyond, o el reciente Detroit: Become Human. Estos juegos han sido descritos como «películas interactivas», ya que el jugador maneja a los diferentes personajes y puede decidir cómo avanza la trama, provocando giros argumentales de la misma e incluso cambiando el destino de sus protagonistas.
El mundo del marketing y la publicidad también ha seducido al público con este juego constante gracias a nuevas plataformas como YouTube. De este modo, se nos ofrece la posibilidad de generar storytellings interactivos con la posibilidad de involucrarnos a fin de crear una experiencia única a la hora de ofertar productos.
Narrativa en base a datos cerebrales de los espectadores
Ahora, estos nuevos avances, a la hora de entender una historia y sus posibilidades, han dado el salto a la gran pantalla.
La segunda película ideada por Richard Ramchurn quiere destruir la cuarta pared para siempre gracias a The Moment, una película interactiva que utiliza una interfaz para recopilar datos de atención y los combina en una narración a tiempo real.
Esta innovadora historia de 27 minutos explora un oscuro futuro en el que las interfaces cerebro-máquina se han convertido en algo normal. Cada vez que la vemos, los ritmos de los datos cerebrales de los espectadores crean una nueva combinación narrativa a través de NeuroSky MindWave, un total de 101 billones de combinaciones posibles.
Mientras termina el trabajo de edición, Ramchurn ha empezado a proyectar un tráiler cerca de Nottingham. La proyección está habilitada para un grupo de entre seis y ocho espectadores que pueden sentarse y ver el tráiler al mismo tiempo, aunque solo uno de ellos controla las imágenes que los demás observan.
Esta obra incorpora un casco a su obra audiovisual capaz de registrar ondas cerebrales y modificar de este modo el contenido en función de la atención de una persona del público. Esta herramienta permite detectar la actividad eléctrica del cerebro y cuesta menos de 100 euros. Al activar este casco de electroencefalograma (EEG), las escenas, la música y la animación cambian en función de la actividad del cerebro a medida que el espectador ve la película.
Jacob Gaboury, profesor asistente de cine y medios en la Universidad de California, Berkeley declaró que: «A menudo, te estancas en contar historias de una manera clásica, por lo que puede ser interesante ver cómo esta nueva idea permite progresar y descubrir nuevas perspectivas de un director».