El equipo de la empresa Carbon Engineering logra convertir CO2 en combustible de forma más económica. Hoy, tras tres años operando y un estudio concienzudo que ha ido puliendo los resultados, los números son prometedores.
En un mundo globalizado, donde el mercado dicta los vaivenes que mecen las aguas políticas y sociales, la fórmula mágica para poder sostener una actividad en el tiempo, del tipo que sea, es que sea rentable. Es uno de los peros que se le suelen buscar a la lucha contra el cambio climático. Hay mucho por hacer, pero las acciones suelen ser difíciles de compaginar con la rentabilidad.
Por eso la creación de modelos de negocio en torno al reciclaje o la limpieza del medio ambiente resulta esencial para luchar contra la contaminación. La empresa Carbon Engineering está preparada para contribuir a esta fatiga. En los últimos tres años, la compañía ha tenido en funcionamiento una planta que convierte el CO2 en combustible.
No solo la ha tenido en funcionamiento sin más, sino que, además, la ha transformado en un experimento a gran escala. Las instalaciones han visto evolucionar sus procesos, han visto crecer su eficiencia, y han mudado por completo sus cifras. Hoy, tras tres años operando y un estudio concienzudo que ha ido puliendo los resultados, los números son prometedores.
Hay que hacer notar que Carbon Engineering lleva desde 2009 trabajando para convertir el CO2 en combustible. Los responsables de la empresa apuntan que entre sus objetivos figura que la planta pueda extraer diariamente un millón de toneladas de dióxido de carbono. Esto equivaldría a eliminar la contaminación que escupen 100 coches anualmente.
Un salto de eficiencia
El de Carbon Engineering no es el único proyecto con el objetivo de sacar CO2 de la atmósfera. Y tampoco es el único que pretende obtener dinero de la actividad. Pero sí que parece el que va más encaminado a lograr una rentabilidad que hagan viable a largo plazo instalaciones de este tipo.
La compañía suiza Climeworks ha construido su propia planta en Zúrich con este mismo propósito. Sus números también impresionan. Afirma que es 1.000 veces más eficiente que las plantas eliminando dióxido de carbono del aire. A partir de ahí, el CO2 extraído se puede vender a la industria alimentaria para bebidas embotelladas. Aunque también barajan ofrecerlo al sector agrícola para que los cultivos crezcan más rápido.
Sin embargo, parece que las cifras logradas por Carbon Engineering suponen un salto en eficiencia respecto a hitos anteriores. Hasta la fecha convertir una tonelada de CO2 en combustible costaba entre 500 y 1.000 dólares. Pero esta empresa afirma que puede transformar una tonelada en combustible por un precio entre 94 y 232 dólares.
La rebaja es sustancial y el camino hacia la rentabilidad parece allanado. Aunque lo cierto es que además de contar el coste de las operaciones también hay que meter en la ecuación el capex. No parece que la empresa haya incluido en estas cifras el coste de levantar las instalaciones. Pero, en cualquier caso, el primer paso está dado.
Imágenes: Carbon Engineering