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Realidad virtual para mejorar la salud mental

La realidad virtual ha llegado para quedarse. Pero no sólo para el ocio: puede servir en medicina y así tratar el autismo, la paranoia o la depresión.

Además de revolucionar campos como la educación, la realidad virtual es una de las grandes promesas en medicina. Esta tecnología está llamada a complementar tratamientos farmacológicos con el objetivo, por ejemplo, de ayudar a pacientes con autismo, estrés post-traumático o paranoia, entre otros trastornos. Y es que desde que Facebook adquiriera Oculus Rift por más de 2.000 millones de dólares, la atención y el interés sobre estos dispositivos no ha dejado de crecer.

Hace sólo unos meses, os contábamos los estudios realizados desde la Universidad Carlos III de Madrid para implementar la realidad virtual con el fin de mejorar los ejercicios de rehabilitación. Esta no es la única aplicación biomédica de la tecnología. Científicos de la Universidad de Yale, por ejemplo, están trabajando para ayudar a las personas con autismo mediante sistemas de realidad virtual.

En el ámbito de la salud mental, son diversas las iniciativas para aplicar estos dispositivos en medicina. La paranoia severa es uno de los trastornos en los que se está probando la tecnología, demostrando a su vez que va más allá del ocio y del tiempo libre. Otro de los ejemplos es el tratamiento de la depresión, cuyos síntomas pueden reducirse gracias al empleo de programas de realidad virtual, de acuerdo a un trabajo conjunto del University College of London y la Universidad de Barcelona. Los pacientes que usaron estos dispositivos fueron menos críticos consigo mismos, lo que muestra que los sistemas pueden complementar -y nunca sustituir- otro tipo de intervenciones psicológicas y farmacológicas.

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La terapia de exposición, basada en el uso de realidad virtual, también ha demostrado una cierta eficacia para reducir el estrés post-traumático de los soldados que regresaban de las guerras de Irak y Afganistán. Aunque se necesitan más estudios clínicos que apoyen las hipótesis preliminares sobre su eficiencia, lo cierto es que los sistemas de realidad virtual parecen minimizar los recuerdos traumáticos anclados en la memoria de los ex-combatientes.

El funcionamiento de la tecnología consiste en mostrar a los pacientes escenarios irreales, con el objetivo de que su cerebro reaccione de alguna manera ante las ilusiones virtuales. Bien reduciendo el estrés sufrido en la guerra, aliviando los síntomas depresivo o bien disminuyendo los signos de paranoia severa, cada vez hay más investigaciones que apuntan a que la realidad virtual puede complementar otro tipo de terapias.

De este modo, mediante imágenes que no existen en la realidad, la medicina puede ayudar a las personas afectadas a comportarse de manera diferente y abordar de forma diferente sus problemas. Así la realidad virtual puede mejorar la salud mental y apoyar otro tipo de tratamientos aplicados en la práctica clínica rutinaria.

Imágenes | Andri Koolme (Flickr), Universidad de Oxford

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