Cada día se fabrican y compran millones de prendas de vestir en todo el mundo. El problema radica en que las materias primas a partir de las cuales se elaboran son finitas. De ahí la importancia de iniciativas de producción sostenible a partir de plástico reciclado.
Las innovaciones tecnológicas nos hacen la vida más fácil, pero también nos ayudan a mejorar el medio ambiente y hacer el mundo más sostenible. El reciclaje es el mejor ejemplo. Muchos productos de nuestro día a día provienen de materiales usados previamente. El sector del retail se está incorporando a estas dinámicas, adoptando nuevos métodos en la elaboración de la ropa.
Cada día se fabrican y compran millones de prendas de vestir en todo el mundo. El problema radica en que las materias primas a partir de las cuales se elaboran son finitas. De ahí la importancia de iniciativas de producción sostenible de ropa a partir de plástico reciclado.
A nivel global, se han generado más de 8.000 millones de toneladas de plástico desde 1950 (cuando empezó a popularizarse su uso). La mitad de esta cantidad corresponde a los últimos 15 años. En la actualidad, casi el 40% de la producción se destina a envoltorios y envases de un solo uso. De ahí, la importancia de encontrar la forma de reutilizarlos.
¿Cómo se transforma el plástico en ropa?
Los envases de este material se componen de tereftalato de polietileno (PET), que se puede procesar con tratamientos de filtrado de impurezas, limpieza y polimerización para convertirlo en fibra e hilo de poliamida y poliéster de buena calidad. Como consecuencia, botellas de agua o latas de refresco pueden servir como materia prima en la confección de tejidos de ropa.
Esta técnica proporciona un gran potencial para obtener material de relleno contra el frío en anoraks, gabardinas, forros polares, chalecos o jerséis, pero también para otras prendas como camisas, camisetas, vaqueros, zapatos o calcetines; complementos como bolsos o mochilas; o asientos, techos y moquetas en vehículos de automoción.
Estas fibras sintéticas garantizan una calidad y durabilidad como mínimo equivalente a las de fibras naturales como lana, lino, seda o algodón (estas últimas cuentan con el inconveniente de que acortan su longitud con cada proceso de reciclado).
Los tejidos reciclados no son incompatibles con la moda y el diseño. Como prueba de ello, la cadena Everlane ha lanzado recientemente una línea de prendas de abrigo hechas a partir de plástico reciclado. De hecho, ya existen empresas especializadas en la venta de ropa fabricada a partir de los residuos existentes en el fondo de los océanos, neumáticos o redes de pesca.
Además, con estas técnicas se pueden reelaborar láminas de plástico para nuevos envases en otros ámbitos del retail como supermercados, tiendas de ultramarinos o de otros artículos como juguetes.
En nuestro planeta los recursos son limitados, todos hemos de tomar consciencia de ello. Es de esperar que empresas e instituciones dediquen más recursos a la investigación para seguir mejorando las técnicas de conversión de residuos en productos de uso cotidiano como la ropa.
La adopción del reciclaje como técnica prioritaria en la producción de bienes debe convertirse en una prioridad para todos. Esta mentalidad repercutirá en un mundo más sostenible y mejor para las futuras generaciones.