La ciudad china de Zhenzhen marca el camino para un transporte público de futuro sacando 16.000 autobuses eléctricos a las calles.
Si en China hay un polo de innovación tecnológica se puede decir que este se encuentra en Shenzhen. La megaciuad ha pasado de ser hogar de fábricas y grandes plantas de producción a acoger una vibrante escena emprendedora. No solo eso. La infraestructura de la urbe se adapta poco a poco, a veces a zancadas, al listón tecnológico de sus empresas.
Así, Shenzhen ha puesto en circulación más de 16.000 autobuses eléctricos en sus calles. En realidad, la ciudad ha sustituido completamente su antigua flota basada en combustibles fósiles por vehículos ecológicos.
Son 16.359 autobuses eléctricos para 12 millones de personas que viven en Shenzhen. Para soportar esta movilidad, además, se han construido 8.000 puntos de carga en 510 estaciones de autobuses. Las autoridades de transporte, responsables del proyecto, estiman que la flota ahorrará en torno a 345.000 toneladas de combustible al año. En emisiones de dióxido de carbono esto significa 1,35 millones de toneladas menos en el aire.
Desde luego, si hay una ciudad en China adecuada para realizar este movimiento hacia la movilidad eléctrica, esa es Shenzhen. La urbe ha pasado de ser prácticamente un pueblo de pescadores hace 30 años a convertirse en una megalópolis. ¿La ventaja? Que la mayoría de las infraestructuras son nuevas y se han construido pensando en el largo plazo.
Ni qué decir tiene, la introducción masiva de estos autobuses eléctricos en Shenzhen no es fruto de un inusitado entusiasmo. En China se le ha prestado atención a la movilidad eléctrica. En un país donde la circulación en las grandes ciudades es caótica, lo que conlleva altas tasas de contaminación, poner en las calles vehículos que no lancen emisiones a la atmósfera se ha convertido en algo prioritario.
De esta forma, China experimenta con autobuses eléctricos desde hace años. En 2015 ya anunció que pondría en circulación 300 autobuses de este tipo en dos ciudades del país. Se trataba de una prueba, pues la cifra constituye una flota muy pequeña para las necesidades del gigante asiático. Pero este tipo de iniciativas son las que dan pie a despliegues más importantes.
Por el momento, el de Shenzhen es el único en esta escala. Pero, si el proyecto sale bien, tal vez otras ciudades comiencen también a llenar sus calles de autobuses eléctricos.
Imágenes: Shimoken, Remko Tanis