A través del cruce de datos de todos los elementos que afectan a la salud, estos sistemas pueden aumentar la esperanza de vida una media de diez años.
Es una visión optimista, pero que puede aproximarse mucho a la realidad de aquí a unos años. Según el profesor Jean-Christophe Desplat, director de la sede del superordenador de Irlanda, estos sistemas mejorarán la esperanza de vida de los seres humanos entre cinco y diez años de media.
El centro, que ofrece sus instalaciones a un gran número de investigadores, abre la puerta a otro tipo de científicos centrados en la medicina común. Según el profesor, la estandarización de estos ordenadores supondrá un mejor acceso a la medicina personalizada y la generación de cuidados específicos determinados por la composición genética de los pacientes. Todo esto gracias al desarrollo de la inteligencia artificial y la capacidad computacional de un superordenador, capaz de procesar unos datos que, hasta ahora, la mente humana de un médico no puede ni imaginar.
Si estos elementos consiguen predecir, a día de hoy, los cambios climáticos para la generación de la energía, además de sus picos de uso; análisis estadísticos de las extracciones de petróleo y gas o mejores localizaciones para la instalación de centrales eólicas, además de cualquier investigación académica, está clara su influencia en la medicina, tanto del sector privado, como del sector público. A través de la generación de encuestas y estudios enfocados a la mejora de la salud de los pacientes, incluyendo en la ecuación cualquier factor del entorno determinante que permita cruzar los datos y, en última instancia, generar tratamientos personalizados a los enfermos. Incluyen también la posibilidad de predecir patologías. En una suerte de Minority Report, guardando las distancias en cuanto argumento, saber qué ocurrirá con la salud de un paciente con años vista puede aumentar la esperanza de vida una media de entre cinco y diez añoS. O, incluso más, si la aplicación de estas técnicas termina estandarizándose.