Del puño y letra de un joven ingeniero os damos a conocer cuál ha sido la experiencia de un Talentum en Campus Party Londres.
Increíble. Ésa es la palabra que utilizaríamos mis compañeros y yo para resumir la semana de la Campus Party Europe en Londres. Quizá también añadiríamos inolvidable. Inolvidable porque hemos podido vivir de todo, hemos trabajado sin dormir, hemos vivido la ciudad con una intensidad que no se puede describir, y porque hemos sentido el verdadero espíritu de una Campus, un espíritu que espero ser capaz de reflejar con estas palabras.
Nada más pisar Londres todo era ya distinto: los trenes, los coches, ¡e incluso los cambios de sentido! Aun cuando ya llevábamos una semana, nunca sabíamos si había que mirar a la derecha o a la izquierda. Tuve la gran suerte de asistir al evento Startup Europe, donde una de las cosas más representativas que pudimos ver en directo fue cómo los líderes de startups como Spotify, Tuenti o The Next Web leyeron un estupendo manifiesto para que, así, la Comisión Europea pudiera movilizarse para con las startups: sin duda algo muy necesario. Fue una sensación estupenda ver un acontecimiento de tal envergadura en directo, pero también las vistas ayudaron. Unas vistas desde una planta 11 del Edificio Greenwich que van a ser difíciles de olvidar. Aquí podéis ver alguna foto:
Pero sin duda lo más inolvidable del día sería la inauguración de la Campus Party. Trajeron a un big-boxero que nos dejó a todos absolutamente impresionados con sus inventos musicales. Y ya el momento de ver cuales iban a ser nuestras tiendas durante 5 días había llegado. Ahí sería donde descansaríamos esa semana o, al menos, era lo que pensábamos antes de presentarnos al hackathon.
Tengo que decir, además, que tuve la gran oportunidad de exponer en plena Campus Party el 4 de septiembre, el proyecto que estoy realizando en el programa Short Track de Talentum StartUp en la academia Wayra de Madrid: HealthEye, una red social sanitaria para unir personas con la misma enfermedad. Esto, claro está, no hubiera sido posible sin el apoyo de mis compañeros, que vinieron a ver mi presentación. Compañeros Talentum desde Zaragoza (un fuerte abrazo, maños), y también los míos de Madrid, pasando por algún mentor canario, grandes y leales amigos. A todos ellos: gracias. Podéis ver alguna foto de la presentación aquí, en la que además hablé del programa Talentum Startups:
A partir de aquí no puedo decir que me quitase un peso de encima. Mentiría. Y lo haría porque uno de nuestros principales objetivos, el mío y el de mis compañeros y amigos, era apuntarnos a algún hackathon que verdaderamente nos aportase algo a nosotros mismos. Y, de entre todos a los que pudimos apuntarnos, había uno: Hacking for Something Better. Un hackathon con especial foco en ayudar, en usar la tecnología para lo que de verdad sirve: para facilitar la vida del resto de personas.
No nos hizo falta escuchar más palabras sobre el hackathon para hacer equipo. Un equipo compuesto por 5 personas, 5 amigos, 5 jóvenes con ganas de cambiar el mundo o, al menos, de intentar mejorarlo. En este hackathon podíamos elegir entre varios retos propuestos, pero hubo uno que nos llamo la atención a todos nosotros: Nadie sin un techo.
Hay muchísimas personas que no disponen de uno, y otras muchas que pueden abrir las puertas de su casa para ayudar porque, pensamos, nuestra filosofía era que la vida es una montaña rusa en la que hoy puedes estar muy arriba, pero de repente y sin previo aviso, caes en picado. Y cuando caes necesitas un colchón; uno en el que podíamos desempeñar un buen rol.
Los días venideros pasaron, ¿cómo decirlo?Intensamente. Nos adaptamos fenomenalmente bien a trabajar en equipo, a proponer ideas y, de nuevo, a superarnos a nosotros mismos con esta iniciativa. La plataforma que creamos sería HomeKeepers, una web para que las familias que pudieran abrieran las puertas de su casa a personas sin un techo, a cambio de que éstas hicieran trabajos en el hogar. «Una oportunidad es lo que todos merecemos», pensamos. Y esta frase sería decisiva a la hora de hacer el pitch.
He de confesar que lo que hicimos después de finiquitar la web fue una verdadera locura. Tras pasar más de 8 horas seguidas programando, sin haber dormido, decidimos despejarnos yendo al centro de Londres y, la verdad, fue lo mejor que pudimos hacer. Vimos el London Eye, el Big Ben, la abadía de Westminster… Pero lo curioso fue que, durante el viaje, no parábamos de hablar de cómo intentar mejorar Home Keeper…
Al llegar, volvimos a la Campus para pulir el trabajo que teníamos que entregar y presentar al día siguiente. Así, la noche pasó en un abrir y cerrar de ojos, despeinados, con ojeras, y sin dormir. No nos importaba nada más que sacar adelante Home Keeper.
Talentum en Campus Party al límite
El día siguiente, último que íbamos a pasar en la Campus, pasó realmente rápido. A mediodía pudimos demostrar ante el jurado que nuestra idea y solución aportada era la mejor en un pitch de un minuto. Realmente les gustó bastante, porque ganamos uno de los premios a mejor pitch y, con él, unas chuches y algunos juguetes. Tengo que confesar que mis compañeros, e incluso a veces yo, pensamos en que era una especie de premio de consolación y que hasta ahí iba a llegar, pero alguien dijo: «mantened la fe». Y eso hicimos durante las 5 horas siguientes hasta que anunciaran quiénes eran los ganadores.
Ya en la ceremonia, y antes de la entrega de premios, tengo que transcribir literalmente lo que hablamos, porque veíamos difícil el poder llevarnos algún premio a nuestra casa: «Al menos, chicos, hemos ingeniado, hemos querido solucionar un problema que necesita una solución y sólo por eso tenemos que sentirnos satisfechos, sin importar si nos llevamos algo o no. Hemos aprendido muchas cosas, cosas que sí que nos llevaremos».
Tres minutos contados después, nuestro nombre apareció en las pantallas, ante nuestra incredulidad. Lo que hice después fue recoger el 2º premio a mejor app del hackathon Hacking For Something Better, en Social Inclusion…
Este ha sido un relato más de los cientos otros como nosotros han vivido. No ha sido lo más importante el premio, sino lo que hemos sacado de él: un gran trabajo en equipo, un espíritu de superación increíble y unas ganas constantes de ir aprendiendo. Es por eso que no puedo acabar este relato sin agradecimientos a mis 4 compañeros porque, sin ellos, no hubiera sido posible captar ese espíritu de la Campus Party. ¿Realmente queréis saber cuál es? Disfrutar aprendiendo.
Por eso, gracias a Juan por su increíble energía en todo momento; a Joan por su exquisita paciencia, cordura y sonrisa constantes; a Matías, porque sé que sin él no habría premio, y por su espíritu de superación y exigencia; y a Ana, por poner ese toque de sensibilidad en Home Keeper. A todos vosotros, compañeros y amigos: gracias, porque gracias a vosotros me llevo ese espíritu campusero grabado para siempre.
El último día se saldó con 22 horas en autobús y la llegada a nuestro hogar. Y, por qué no decirlo, con el espíritu Talentum StartUp totalmente renovado de nuevo. Porque os he hablado del espíritu de la Campus, pero si lo juntamos con el espíritu de superación propio de un Talentum, el resultado es el que os he contado: una semana que, para todos nosotros, va a ser muy difícil de olvidar. A todos vosotros, amigos, gracias.