Tejido dinámico

Un tejido que se adapta dinámicamente a la temperatura de tu cuerpo

Investigadores de la Universidad de Maryland han desarrollado un tejido dinámico capaz de adaptarse a la temperatura corporal, ya sea de calor o de frío.

Desde hace tiempo, la industria textil puja por inventar nuevos tejidos que se adapten a todas las situaciones. Si en la mayor parte del siglo XX se buscaba la elegancia, ahora la comodidad ha ido ganando terreno.

De la mano de la comodidad viene el deporte. La práctica de ejercicio físico se ha convertido en una obligación para el modo de vida actual. Y para esta actividad prima el estar cómodo. Es precisamente este uno de los campos donde más se ha investigado en cuestión de tejidos. Pero ni siquiera aquí se ha logrado uno de los propósitos de la industria: un tejido dinámico que te enfríe o te caliente según tus necesidades.

Este tipo de ropa no solo se puede aplicar a la práctica deportiva. En verano, incluso en invierno, se dan situaciones en las que el contraste entre el exterior y el interior de los edificios es enorme. Los aires acondicionados y las calefacciones hacen que la diferencia de temperatura sea como para ponerse algo encima o desembarazarse rápidamente de varias capas, según la situación.

Con esta idea en mente ha trabajado, un equipo de científicos del College Park, de la Universidad de Maryland. Su idea era crear hilos que fueran sensibles a la radiación infrarroja, la que emite nuestro cuerpo y nos calienta. Su reto fue que este tejido reaccionara a las condiciones de temperatura y humedad exteriores.

Lo han conseguido con pura ingeniería de materiales. No hay ningún tipo de sensores ni otra tecnología electrónica que dé órdenes a la ropa, como ocurre en algunas prendas que se están desarrollando últimamente.

Tejido dinámico

Tejido dinámico vs ropa inteligente

El tejido dinámico de estos investigadores podría calificarse de ropa inteligente. Pero, dado que tendemos a colocar el calificativo 'inteligente' únicamente a aquello que tiene conexión a Internet, estas fibras quedan fuera de la categoría. Y su mérito está precisamente ahí.

El material desarrollado por el equipo de Maryland cambia cuando el microambiente entre la piel de la persona y los filamentos cambia. El tejido está compuesto de un polímero recubierto de una capa fina de nanotubos de carbono. Estos tienen la propiedad de apretarse cuando el entorno es caliente o húmedo (por el sudor). Así, los filamentos se juntan y dejan huecos en la prenda, por donde se transpira. Cuando el entorno es frío, los nanotubos de carbono se expanden, para no dejar escapar la radiación infrarroja del cuerpo.

Los responsables de la investigación han comprobado que la alteración en el tejido respecto a la radiación infrarroja es de más de un 35% dependiendo de las condiciones. Todo ello sin contar con sensores ni otro tipo de tecnología. Lo cierto es que el sector textil ha acudido a la electrónica como fuente de renovación. Grandes marcas, como Ralph Lauren, han apostado por microsensores y bluetooth para crear prendas nuevas. Pero quizá la solución a algunos problemas que tiene la ropa sea más minimalista que incorporar elementos digitales.

Imágenes: Qsimple, Memories For The Future Photography, Mathew Kenwrick

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