Dos equipos de Harvard-Smitchsonian Centre For Astrophysics han identificado condiciones que dificultarían la vida en los planetas planteados como posibles hogares de la especie humana.
La búsqueda de nuevos planetas habitables es una de las empresas por la que están apostando muchos científicos en la actualidad. De hecho, el último descubrimiento que anunció la NASA fue el hallazgo de siete nuevos exoplanetas (mundos que orbitan alrededor de una estrella distinta al Sol) en el Sistema TRAPPIST-1, a 40 años luz de la Tierra, que además presentaban la posibilidad de albergar vida.
¿Qué podemos encontrar en el sistema TRAPPIST-1?
Se trata de un sistema solar formado por siete orbes de tamaño similar al de la Tierra, alrededor de una sola estrella, tres de los cuales están ubicados en zona de habitabilidad. Este trío planetario presenta características para ser habitable porque se encuentran en una región en la que un planeta rocoso podría contener agua en estado líquido y, como consecuencia, albergar vida.
«Cualquiera de estos siete planetas podría tener agua líquida, que es la clave de la vida en nuestro mundo, bajo las condiciones atmosféricas adecuadas. Pero son mayores las probabilidades en los tres que están en la zona habitable», declaraba la NASA en un comunicado.
TRAPPIST-1 es una estrella enana ultrafría cuya masa representa el 8% del volumen del Sol, algo más grande que Júpiter. A pesar de que se describa como “ultrafría”, no se trata de un astro pálido y helado, de hecho, es más roja que el Sol y, a pesar de que no brilla con la misma fuerza, los planetas interiores más cercanos a ella (b, c y d) probablemente sean demasiado calientes para albergar agua líquida.
Nuevos problemas que podrían impedir la vida en el sistema TRAPPIST-1
Sin embargo, las posibilidades de que estos planetas puedan albergar vida comienzan a debilitarse tras la publicación de los resultados de dos nuevos trabajos en las revistas International Journal of Astrobiology y Astrophysical Journal Letters. Dos equipos de Harvard-Smitchsonian Centre For Astrophysics han identificado condiciones que dificultarían la vida en los planetas planteados como posibles hogares. Entre ellas, la radiación ultravioleta peligrosa procedente de la estrella, y la falta de una cubierta de campo magnético.
«La radiación intensa y las partículas que fluyen de la estrella habrían arrasado gran parte de las atmósferas de estos siete mundos rocosos, incluso de los tres que aparentemente se encuentran dentro de la zona habitable, donde el agua líquida podría existir en la superficie», señaló al respecto Avi Loeb, coautor de uno de los estudios, en un comunicado.
Otro de los factores que podría imposibilitar la vida es la falta de atmósfera. Las partículas solares de la estrella enana roja golpean a los planetas entre 1.000 y 100.000 veces más fuerte que los vientos solares en nuestro sistema. Además, debido a la cercanía entre los planetas del sistema TRAPPIST-1 sus campos magnéticos podrían estar unidos, por lo que la superficie de los mismos no tendría la misma protección que la de la tierra.
¿Podríamos viajar a estos planetas con la tecnología actual?
En cuanto a la distancia, para hacernos una idea de cuánto tardaríamos en llegar hasta estos planetas con los medios actuales podemos poner un ejemplo:
La luz tarda unos tres minutos en viajar desde la Tierra a Marte durante el acercamiento máximo entre ambos planetas y, en el caso de que se encontraran en el momento de más lejanía entre ambos, el tiempo aumentaría a veinte minutos. Por tanto, si nuestro viaje fuera a Marte, situado a 225 millones de kilómetros de media, la nave tardaría entre 39 días como mínimo y 289 como máximo.
Si nos ponemos en el caso de los exoplanetas descubiertos, estos se encuentran a 39 años luz de la tierra. Un solo año luz equivale a casi diez mil millones de kilómetros (9.460.000.000.000), por lo que TRAPPIST-1 se encuentra a una distancia insalvable con la tecnología actual. La realidad es que, por el momento, los viajes espaciales prolongados y las estancias en lugares y entornos de baja gravedad suponen un gran desafío tecnológico, físico y emocional para los seres humanos.
Sin embargo, no todo está perdido. La exploración de estos nuevos planetas ha permitido especular sobre la aparente tendencia a agruparse de los planetas templados terrestres. Algunas misiones como Kepler ya habían albergado sospechas de que existía este comportamiento, pero, tras el descubrimiento de éstos últimos, la teoría ha adquirido fuerza.
Esto significa que sistemas solares más próximos como Próxima Centauri podrían estar poblados de más de un gemelo de la Tierra, lo que los convertiría en potenciales hogares de la especie humana.
Por lo tanto, podemos decir que todavía nos encontramos en los primeros acercamientos hacia los viajes espaciales de larga distancia, esos que tanto hemos visto en películas como Star Wars. Pero no perdamos la esperanza, no sería la primera vez que la realidad supera la ficción.