Más de 100 investigadores del NYU Langone han participado en una operación de 26 horas para realizar el trasplante de cara más completo hasta la fecha. Lo ha recibido Patrick Hardison, un bombero retirado de 41 años.
Patrick Hardison trabajaba como bombero en 2001. En aquel año, se dispuso a ayudar en un incidente por el que finalmente su rostro quedó completamente desfigurado. Catorce años después, tras someterse a más de 71 operaciones, los médicos del New York University’s Langone Medical Center le propusieron una alternativa: intentar hacer el trasplante de cara más completo realizado hasta la fecha.
La idea sonaba tan atractiva como arriesgada. Pero Hardison decidió que merecía la pena. Hace solos unos días, los médicos presentaban en Nueva York el resultado de una intervención quirúrgica muy compleja, que tuvo una duración de 26 horas y en la que participaron más de 100 profesionales. Por fortuna para Hardison, la operación ha sido un éxito.
Ya no tendrá que llevar gorra, gafa y prótesis para ocultar su rostro, como relataban en The Guardian. El trasplante de cara, procedente de David Rodebaugh, un joven de 26 años que se quedó en estado vegetal tras sufrir un accidente en bicicleta. Por deseo de su familia, otros órganos del donante (corazón, hígado o riñones) fueron dados a pacientes que los necesitaban. «Sin la solidaridad de los donantes no hay trasplantes», destacan desde la Organización Nacional de Trasplantes, que también apunta que España es el país con mayor tasa de donación de todo el mundo.
La intervención de Hardison no es solo resultado de la solidaridad, sino también de la proeza científica y médica. El trasplante de cara realizado es el más completo hasta la fecha. Los resultados de la operación eran inciertos, dado que «existía un 50% de que el paciente sobreviviera y un 50% de que falleciera». La razón era que, además de encontrar un individuo que fuera similar a Patrick, durante la intervención debían cerrar y reconectar los vasos sanguíneos y los nervios del paciente con el nuevo rostro.
Tres meses después de la intervención, el paciente progresa muy bien, han explicado los investigadores. Ya puede comer y es posible que en medio año mejoren sus capacidades para hablar, además de reducir el nivel de sudoración. Los médicos también han señalado que la recuperación no es solo física, sino también psicológica y emocional. «Hay muchas cicatrices a las que tiene que enfrentarse, entre ellas aquellas relacionadas con una sensación de angustia», comentaron. La recuperación paso a paso del paciente muestra que la medicina es capaz de llevar a cabo proezas tan impactantes como el trasplante de cara recibido por Hardison.
Imágenes | NYU Langone Medical Center, CMSRC (Wikimedia)