El equipo de científicos encargados de la misión con la sonda Voyager 2 de la NASA ha detectado que existe una misteriosa burbuja que envuelve a nuestro Sistema Solar.
La Sonda Voyager 2 de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) fue lanzada al espacio en el año 1977 con una misión muy específica: estudiar los planetas y enviar información para conocer el Sistema Solar.
Tras más de 40 años emitiendo señales, en diciembre de 2018 la NASA cumplía un gran hito al confirmar que la sonda Voyager 2 había alcanzado el espacio interestelar tras cruzar la frontera y encontrarse a 18.000 millones de kilómetros de nuestro planeta.
Capas adicionales entre el Sistema Solar y el espacio interestelar
Después de recorrer el espacio interestelar desde hace aproximadamente un año, el equipo de científicos encargado de esta misión ha publicado cinco artículos en la revista especializada Nature Astronomy donde han compartido todos los datos hallados por la sonda y que han permitido confirmar nuevos descubrimientos sobre el Sistema Solar.
En primer lugar, los científicos han confirmado con exactitud que la sonda ha cruzado al espacio interestelar, siendo la segunda nave lanzada al espacio en hacerlo tras la sonda Voyager 1 que lo consiguió en el año 2012. Los investigadores señalan que «ambas naves, a pesar de estar viajando en trayectorias opuestas, hayan atravesado la heliopausa a la misma distancia aproximadamente del Sol, tiene que implicar que la heliosfera es simétrica, al menos en los dos puntos en que los que las naves Voyager cruzaron”, ha destacado el experto y coautor de uno de los estudios publicados, Bill Kurth.
Por otra parte, el gran hallazgo es que los análisis de los datos enviados por la nave señalan que existe una misteriosa burbuja que envuelve a nuestro Sistema Solar. Concretamente, la Voyager 2 fue capaz de detectar flujos de partículas de gas procedentes del Sol y vientos solares que forman capas adicionales entre la burbuja que cubre el Sistema Solar y el espacio interestelar.
“Cuando lanzamos la misión Voyager con las dos naves en 1977 no teníamos ni idea acerca de la burbuja que crea el Sol alrededor de él mismo con el viento solar supersónico, la heliosfera”, ha argumentado Edward Stone, uno de los líderes de la misión.
Nuevos límites con el espacio
Los datos sacados a la luz por la sonda Voyager 2 muestran que los límites o fronteras entre el Sistema Solar y el espacio interestelar son más confusos que lo que los científicos pensaban. Existe una capa que limita entre ambos que todavía es más misteriosa y desconocida que la heliopausa.
«Hemos demostrado con la Voyager 2 y previamente con la 1 que hay una frontera distinta. Es sorprendente como los fluidos, incluidos los plasmas, pueden formar límites”, ha comentado Don Gurnett, investigador y coautor de uno de los artículos. Por su parte, Edward Stone señala que «hay una región justo fuera de la heliopausa a la que aún estamos conectados —todavía hay alguna conexión hacia el exterior».