¿Has echado de menos tu conexión a Internet durante un viaje en avión? ¿Esperas hasta el último momento para activar el modo vuelo? Es posible que hayas visto a otros pasajeros revisar su correo antes de llegar a la terminal. Aunque la mayoría de veces podemos esperar unos minutos para hacer uso del móvil, preferimos estar conectados en todo momento.
Hasta ahora el uso del móvil ha estado prohibido dentro de los aviones, pero ¿cuáles eran las razones? Ya hace tiempo que los sistemas telefónicos han estado disponibles principalmente en vuelos transoceánicos. Pero esos sistemas establecen la comunicación utilizando terminales y antenas que se apoyan en canales de radio y satélite. Por ello los precios de uso del servicio habitualmente eran bastante elevados.
Y ¿por qué no utilizar directamente nuestros teléfonos? En el caso de llamadas de voz, las redes 3G y 4G están diseñadas para ser utilizadas al nivel del suelo y siempre desplazándonos a velocidades reducidas. En condiciones ideales, la señal móvil puede propagarse hasta a 10 km de altura y 50 km de distancia de la torre, aunque la intensidad decrece rápidamente conforme nos alejamos del emisor. Esto hace imposible utilizar el móvil en medio del océano. En otros casos, lo más probable es que la calidad de la llamada sufra y que sea imposible mantener la comunicación conforme vamos cambiando de celda. Las conexiones de datos son más exigentes y las mismas causas que dificultan una llamada de voz, evitan que dispongamos de velocidades de descarga útiles en vuelo.
Al margen de las dificultades técnicas, las entidades que regulan la seguridad en vuelo, como AENA o la FAA, han impuesto limitaciones al uso de dispositivos inalámbricos. Durante años ha existido la sospecha de que las señales que emiten móviles y portátiles pueden interferir con los instrumentos utilizados para la navegación y las comunicaciones con tierra.
¿Recuerdas a tu viejo móvil generando un característico cri-cri en los altavoces de la cadena musical? Estas mismas interferencias son las que se quería evitar. Y aunque existen formas de hacerlo, la industria del transporte aéreo se autoimpuso cierto nivel de cautela. Obviamente la seguridad del pasaje está por encima de cualquier otra consideración.
Dejamos atrás el «modo avión»
Ahora, y después de un número “respetable” de años, las dudas han sido resueltas. Una vez demostrado que estas tecnologías son inocuas, se han eliminado las restricciones. Acuerdos como el de Vueling y Telefónica ofrecen al pasajero conexiones de banda ancha durante el vuelo. Será la primera compañía aérea europea en ofrecer WiFi de alta velocidad a bordo, con lo que sienta las bases de cómo será el modelo de conectividad a bordo. Este servicio es similar al que ofrece desde diciembre de 2013 la aerolínea americana JetBlue en sus rutas a nivel continental.
De forma semejante a cómo accedes a Internet en casa, tu dispositivo móvil se conecta a un punto de acceso WiFi. La novedad radica en que el acceso a Internet utiliza un enlace vía satélite que funciona en la banda de 25 a 40 gigahercios, la llamada Banda Ka. Los sistemas de satélite de banda Ka son únicos por ser capaces de ofrecer una experiencia de uso a 20 Mbps en vuelo, similar al ADSL de casa, por lo que el resultado final es que dispondremos de un enlace de datos como el que puedas encontrar en, por ejemplo, tu cafetería habitual.
Al margen de la conectividad a Internet, el hecho de disponer de una red local WiFi abre multitud de posibilidades tanto para la compañía aérea como para los pasajeros. Adiós a las horas muertas y al aburrimiento. Se abren servicios de vídeo y entretenimiento en vuelo, juegos online con el resto del pasaje, e incluso la posibilidad de convertirse en plataforma donde anunciar y vender productos. ¿Quieren comprar un regalo? Por favor, consulte nuestras ofertas en la web.
