Así ha cambiado la manera de interaccionar con los smartphones

Desde los botones hasta las pantallas por presión, pasando por las pantallas táctiles resistivas y capacitivas: así ha cambiado la forma de interaccionar con nuestro smartphone.

Pese a que la era smartphone no llegara hasta el iPhone, son muchos los que consideran que el primer terminal que cumplía los requisitos para serlo fue el Nokia 9000 Communicator del año 1996. Aunque estaba muy lejos de ofrecer lo que ahora podemos esperar de un smartphone, cumplía con todo lo que demandaban de un producto así los ejecutivos, sus usuarios en la época. El método de introducción era, como cabe esperar, el tradicional, es decir, mediante teclas físicas situadas en la parte interior del terminal, donde se encontraba un gran teclado QWERTY.

Antes, en 1992, sin embargo, había sido lanzado el IBM Simon, que tenía pantalla táctil y que se había acercado mucho más a la idea de PDA+smartphone que los terminales con Windows Mobile y BlackBerry OS popularizarían a lo largo del mercado. La pantalla era, como todas antes del iPhone y el LG Prada, táctil pero de tipo resistivo. Estas, a diferencia de las pantallas táctiles capacitivas que vendrían después requerían de presión, además de presentar una precisión muy pequeña que hacía que en vez del dedo, lo ideal para ejecutar acciones sobre ellas fuera un stylus.

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Muchos años más tarde, en 2007, Apple presentó el iPhone. Aunque compartía con el LG Prada el hecho de ser los primeros en presentar pantalla capacitiva, el manejo de la interfaz del terminal de Apple no podía entenderse sin su capacidad exclusiva: la posibilidad de hacer uso de varios dedos a la vez. Esto fue revolucionario, pues permitió desarrollar gestos hoy tan extendidos como el de la pinzar para hacer zoom. La precisión de las nuevas pantallas también permitió dejar de lado los teclados físicos y poder utilizar los actuales teclados en pantalla. Según Jobs, y como luego se ha demostrado, abrazar las pantallas táctiles de gran tamaño permitía que las aplicaciones fueran la experiencia, sin limitaciones no modificables como el espacio que suponía un teclado.

Después se han ido imponiendo métodos de interacción que no se han extendido tanto, como por ejemplo los dependientes de sensores. Samsung lo intentó con gestos sobre el sensor de proximidad, de manera que deslizando la mano en el aire sobre la pantalla, se podía ir hacia adelante o hacia atrás en la galería de fotos, algo que aunque pareciera práctico, realmente era muy incómodo. Motorola por su parte sí ha «triunfado» con sus opciones de agitar el móvil para activar el flash, o voltearlo para abrir la aplicación de cámara.

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Lo próximo fue la pantalla 3D Touch de Apple, que también implementó Huawei y que ha acabado por poner Samsung en su botón de inicio en el Galaxy S8. El funcionamiento es sencillo, una nueva capa sobre la pantalla permite discriminar entre toques tradicionales y pulsaciones con más fuerza de la cuenta, lo que, pese a no ser revolucionario, permite un nivel más de profundidad en cada elemento de la interfaz, o incluso como Huawei demostró, pesar patatas sólo poniéndolas sobre la pantalla.

Por último, ha sido HTC quien con su HTC U11 ha insertado una nueva manera de ejecutar acciones sobre un smartphone estrujando sus bordes laterales. Sí, como suena. El usuario puede apretar los bordes para lanzar la cámara o abrir aplicaciones, y la compañía taiwanesa lanzará una actualización para que su uso sea modificable y personalizable, con el objetivo de que se tenga siempre a mano la función o aplicación que se desee. Aunque puede parecer algo poco útil, estas funciones se acaban usando cuando se dispone de ellas. Es algo que da valor añadido a terminales con Android.

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