3d gafas

Breve historia del 3D comercial

La primera patente de 3D se registró en el siglo XIX y los primeros cortos con estereoscopía se proyectaron en 1915. A principios del siglo XX ya se sabía de sobra que había que ofrecer distinta información a cada ojo para mostrar relieve. También se inventaron las barreras parallax, las mismas que usan hoy los televisores que permiten ver en tres dimensiones sin gafas. ¿Qué ha pasado entremedias?

Las imágenes en tres dimensiones no son algo nuevo sino un invento cuyos fundamentos aparecieron en el siglo XIX. Mucho tiempo ha pasado desde entonces y es ahora cuando parece que la tecnología en tres dimensiones está calando no sólo en el cine sino en la electrónica de consumo, particularmente en los televisores.

Nacimiento unido a la fotografía

En la Grecia antigua ya Euclides explicó los principios de la visión binocular, concluyendo que cada ojo veía una versión un poco diferente de la misma escena y que la mezcla de esta información en el cerebro produce la percepción de profundidad. No hay que remontarse tanto para conocer los primeros inventos relacionados con el 3D, aunque se trata de un pasado todavía muy lejano tecnológicamente hablando.

En 1833, siete años después de que Joseph Nicéphore Niepce tomara la primera fotografía que aún se conserva y antes del perfeccionamiento de los daguerrotipos, el británico Charles Wheatstone construyó ‘The Mirrorescope’, el primer ingenio estereoscópico. Se basaba en dos imágenes, cada una dirigida a un ojo, reflejadas en sendos espejos colocados cada uno de ellos en un ángulo oblicuo frente al espectador.

charles wheatstone

La técnica de Wheatstone fue depurada años más tarde por el escocés David Brewster, que añadió al conjunto dos lentes cortadas que desviaban la vista a cada ojo, retirando así los espejos. Se trataba de momento de convertir imágenes en 3D, hasta que a finales del siglo XIX William Freese-Greene incorporó al registro de patentes la primera cámara fotográfica con doble lente.

Primeros escarceos en el cine

Mientras Greene patentaba su creación, Louis Arthur Ducos du Hauron inventó unas gafas con un filtro azul y otro rojo, que producen las llamadas imágenes de anaglifo y que han pervivido hasta hoy. De esta forma, cada filtro deja pasar unos colores y cada ojo recibe dos imágenes dispares que se juntan en el cerebro. Estas lentes tendrían posteriormente un impacto considerable en el consumo del 3D.

anaglifo

Con el cinematógrafo de los hermanos Lumière en marcha desde 1895, la primera proyección en tres dimensiones no tardó en llegar. En 1915, el teatro Astor de Nueva York acogió la exhibición de unos cortos de carácter documental utilizando el sistema anaglifo pero modificado, con los colores rojo y verde. Poco después, en 1922 se estrenó The Power of Love, la primera película en 3D, que se basó en la misma tecnología.

El 3D no acababa de convencer. La técnica no estaba lo suficientemente perfeccionada como para ofrecer una buena calidad y la crisis del 29 hizo que se perdiera interés por este tipo de películas. Un resurgimiento en los años 30 no logró relanzar la tecnología, aunque en la Alemania nazi se rodó la primera obra en color.

¡Cuidado!, llega la televisión

En los años 50 llegó la televisión, que comenzó a robar espectadores de las salas de cine. Saltaron las alarmas. La estereoscopía fue vista como un instrumento para reconquistar al público. ¿Suena familiar esta estrategia? Así se suscitó una oleada de películas comerciales en 3D que producían más dolor de cabeza que otra cosa.

La calidad de la tecnología 3D aún dejaba que desear. Se utilizaban dos cámaras para mostrar las imágenes, aunque después se comenzó a probar un proyector de dos tiras de cinta. Pero también el contenido era malo. Se sacrificaba el guión a cambio de efectos espectaculares, un estilo que no parece tan lejano en el tiempo. Incluso Alfred Hitchcock llegó a rodar en 3D su afamada película Crimen perfecto (1954). Pero tuvo más éxito en 2D que en tres dimensiones, formato en el que prácticamente ni se llegó a estrenar. Finalmente fue el cinemascope quien quedó como tecnología dominante para hacer frente a la televisión.

Tras un nuevo parón, en los años 80 surge una nueva oleada de cine en 3D de la mano de IMAX Corproation. Prevalece la misma fórmula de contenido pobre y espectacularidad. Pero la técnica consiste ahora en un solo proyector, que emite las dos imágenes, derecha e izquierda. Se necesitan ópticas duales con filtros y se añade cristal líquido para mejorar el resultado. Hacer películas de calidad era muy caro. Aunque destaca Las alas del coraje, dirigida por Jean-Jacques Annaud y proyectada en 1995, que contó con un gran presupuesto. Fue la primera película de ficción en 3D en IMAX.

Asalto a las salas de cine y al hogar

Después de estar décadas exiliado de las salas de cine, exceptuando los espacios dedicados de IMAX, el 3D ha renacido ya en el siglo XXI. Y lo ha hecho de mano de la animación. Pero sobre todo, lo que más ha influido en esta vuelta ha sido la tecnología digital, tanto en la filmación como en la proyección de las imágenes. Títulos como Chicken Little (2005) y otros dieron los primeros pasos de nuevo, tanteando el terreno.

La verdadera revolución comercial, si se puede llamar así, llegó con Avatar (2009). El taquillazo de James Cameron ha impulsado a productoras y distribuidoras a lanzarse a la carrera para crear películas en tres dimensiones. También se empezaron a adaptar las cintas grabadas en 2D a 3D, obteniendo un pobre resultado en cuanto a efectos. Ahora cada vez se ruedan más títulos en tres dimensiones. Las salas de cine han hecho una gran inversión en proyectores digitales para cambiar sus viejas máquinas de celuloide y poder ofrecer relieve.

Esta vez el impulso del 3D ha llegado a los hogares. Muchos de los televisores de alta gama de hoy en día soportan las tres dimensiones, incluso sin gafas. Esto se debe en buena medida a las barreras parallax, una tecnología que se dio a conocer en 1901 y cuya integración en una pantalla electrónica se produjo un siglo después, de la mano de Sharp. Así, se ha implementado esta técnica en dispositivos electrónicos de última generación, como la Nintendo 3DS. Aunque en el último CES los fabricantes parecen haber perdido interés en el 3D ¿Pasará en el hogar lo mismo que pasó con las salas de cine en los años 50?

Imagen:  Roo Reynolds, Wikipedia

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