Vivimos en una era tecnológica donde los avances no cesan. Sin embargo, ¿qué ha sucedido con los más veteranos de la electrónica? ¿Qué ha pasado, por ejemplo, con aquellos programas que fueron “estrellas” en su momento y ahora han quedado obsoletos? Aquí os dejamos algunos ejemplos de los supervivientes de la evolución tecnológica.
Estamos acostumbrados a que la evolución tecnológica vaya cada vez más rápido. La obsolescencia de los aparatos cada vez es mayor, por lo que la inversión en gasto tecnológico por parte de particulares y empresas crece año tras año. “Renovarse o morir” parece ser la frase que define el campo tecnológico hoy en día.
Desde que Ada King escribiese en 1842 el primer programa de computadora, el software de los ordenadores y dispositivos electrónicos ha cambiado a la velocidad de la luz. No obstante, aún existen programas que no han sufrido ningún tipo de actualización y mantienen su código, tal y como fueron creados en un primer momento.
El MIT recoge en una investigación una recopilación del software que “permanece vivo” aunque el mundo se derrumbe alrededor.
El Pentágono
La Mecanización de los Servicios de Administración de Contratos, más conocido como MOCAS (por sus siglas en inglés), sigue en activo en el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, 58 años después de que se escribiese su código, para ser exactos en 1958.
El programa se encarga de poner en marcha un sistema de gestión de contratos computarizado. En su momento, se consideraba la última tecnología en el ámbito de la computación. De hecho, estaba escrito en COBOL, un lenguaje que acabó siendo aprobado años más tarde.
Grace Hopper, creador de MOCAS, basó el invento en las ya existentes tarjetas magnéticas o perforadas. La interface del programa es lo que conocemos como “pantalla verde”, que se extendió a otros campos como las líneas aéreas, los bancos o las agencias de viaje, por ejemplo. Actualmente, MOCAS sigue intacto pero la interface con la que se accede al programa está más actualizada al mundo en el que vivimos. Incluso ya es compatible con otro tipo de software como, por ejemplo, el paquete Office de Microsoft.
Pero, ¿nadie ha pensado en construir un reemplazo para MOCAS? Sí, de hecho se han realizado ya varios intentos, pero los costes de transición serían tan altos que todas las oportunidades que se han tenido para renovar el programa han acabado en el fondo de un cajón.
Con 8 gigabytes de RAM, multitud de dispositivos de almacenamiento conectados, y millones de datos en su interior, MOCAS es uno de los softwares más antiguos que siguen funcionando día a día.
Las tarjetas perforadas
Si ampliamos la definición de software, nos encontramos con un programa aún más antiguo que MOCAS. En Sparkler Fliters, una empresa de filtración de agua situada en Conroe, Texas, localizamos un software creado en 1927. Este programa está basado en un sistema de tarjeta perforada de IBM cuya funcionalidad es el inventario y la contabilidad de la empresa.
La memoria de este sistema es muy limitada, por lo que funciona con programas cableados físicamente y que se van encargando de la tarea en cuestión.
Voyager
En 1977 la nave Voyager 2 salió al espacio exterior para explorar y, posteriormente, mandar señales de información a la Tierra. En la actualidad tanto esta nave como su hermana, Voyager 1, siguen realizando esta actividad.
Ambas naves tienen una construcción tecnológica muy similar basada en los datos del vuelo, los comandos del ordenador, y el control de actitud y de articulación. Además, a bordo llevaban cámaras que podrían grabar ciertos momentos del viaje. Sin embargo, ya dejaron de funcionar cuando cesaron las investigaciones en los planetas del sistema solar.
Es cierto que el software de Voyager ha sido actualizado, pero nunca cambiado o apagado por completo, por eso sigue enviando datos a la Tierra de forma regular.
Este sistema de la NASA se compone de una memoria mínima que ha intentado ser mejorada hasta en 18 ocasiones. Sin embargo, el recorrido de Voyager siguió y alcanzó los límites de la influencia magnética del sol, dejando únicamente las señales intermitentes que llegan a nuestro planeta.
Los científicos estiman que su vida durará 48 años. Es decir, la última vez que oiremos a Voyager será en 2025.