En Etiopía se pone en marcha la primera planta de transformación de basura en energía, que podría absorber hasta un 80% de los residuos de la capital.
En África se necesitan fórmulas originales de obtener energía y también de lidiar con los problemas que generan los grandes vertederos. Etiopía ha abierto una planta industrial que muestra un camino posible. Se trata de unas instalaciones destinadas a convertir basura en energía. De tal forma que elimina un problema y contribuye a satisfacer la demanda energética.
La planta se ha construido en Addis Abeba, capital del país. Ha sido financiada por el gobierno de Etiopía aunque para la construcción se ha confiado en la compañía británica Cambridge Industries y en la China National Electric Engineering, con la colaboración de la firma de ingeniería danesa Ramboll. En total se ha invertido el equivalente a unos 118 millones de dólares desde que empezó el proyecto en 2014.
El emplazamiento de la planta ha sido escogido con toda la intención. Las instalaciones se encuentran cerca del gran vertedero de la capital, llamado 'Koshe', que en lengua local significa suciedad. El lugar ha acumulado todo tipo de residuos desde hace cinco décadas. Y este amontonamiento desmesurado de basura dio lugar el pasado año a un episodio trágico, cuando 114 personas murieron, según el gobierno, en un corrimiento de tierra.
Addis Abeba, donde ya viven cuatro millones de habitantes, genera cada vez más basura y esto es algo que la planta pretende frenar. La capacidad de las instalaciones permite convertir diariamente 1.400 toneladas de residuos. Esto representa aproximadamente el 80% de la basura que se produce en la capital.
Los desperdicios se queman a la alta temperatura y con ello se caliente agua. Esta, una vez convertida en vapor, se canaliza hacia una turbina para que la haga girar. De esta forma se consigue producir electricidad. La planta es capaz de generar unos 25 MW al día, lo que puede abastecer al 30% de hogares de Addis Abeba.
La conversión de basura en energía como tendencia
En África, la de Addis Abeba es la primera planta que convierte basura en energía, pero no ocurre lo mismo en otros países. En Europa existe una cierta tradición de quemar residuos para obtener electricidad. Francia cuenta con 126 instalaciones de este tipo , mientras que Alemania tiene 99, e Italia, 40.
En Noruega también se utilizan estas plantas con un doble fin: eliminar basura y obtener energía. Constituyen un arma más del país para lograr el ambicioso objetivo que este tiene: reducir a la mitad sus emisiones en 20 años.
Incluso en el ámbito privado han surgido iniciativas para transformar basura en energía. La empresa Impact Bioenergy ha creado con este propósito una máquina relativamente operable en un hogar (uno grande, eso sí). Sus creadores señalan que puede reciclar hasta 25 toneladas y proporcionar 37 MWh y 20.440 litros de fertilizante.