IBM y computación cognitiva: ordenadores casi humanos

El pasado 30 de diciembre fallecía en Turín una de las científicas más importantes en el campo de las Neurociencias. Rita Levi-Montalcini, que había sido galardonada con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1986, junto con el estadounidense Stanley Cohen, por el descubrimiento del “factor de crecimiento nervioso”. Esta proteína fue descubierta en 1947, y cumple una función esencial en los seres vivos, al garantizar la supervivencia de ciertas neuronas en su proceso de crecimiento y conexión con otros tejidos del organismo durante el desarrollo del sistema nervioso central.

Las neuronas y el cerebro han constituido siempre un misterio para los investigadores. El geólogo y paleontólogo Henry Fairfield Osborn decía que “el cerebro humano es el objeto más maravilloso y misterioso de todo el universo”. Quizás la intriga que suscita entre los científicos el funcionamiento de este órgano haya provocado que otras ramas de la tecnología busquen en la neurociencia inspiración para su desarrollo. Este es el caso de la informática de tercera generación, que como acuñó Wang en 2002, se sirve del estudio del cerebro, para crear la llamada “computación cognitiva”.

La mezcla de la nanotecnología, las neurociencias y la supercomputación ha provocado el desarrollo del campo de la inteligencia artificial. Dharmendra Modha, Manager del Área de Cognitive Computing de IBM, comentaba respecto al nacimiento de los nuevos ordenadores cognitivos, que desde la compañía norteamericana “no buscaban construir un cerebro, sino inspirarse en este órgano para desarrollar nuevos avances informáticos”.

Tras el lanzamiento de Watson, dentro del proyecto DeepQA, quedaba claro que se abría una nueva etapa en la era de la computación. Así lo ha demostrado de nuevo IBM, que el pasado mes de diciembre presentó el proyecto “5 in 5” (#ibm5in5), con sus cinco predicciones para los próximos cinco años en el ámbito de la informática cognitiva.

La idea es sencilla: se busca conseguir un ordenador capaz de sentir, adaptarse y aprender, que se parezca más al funcionamiento de un cerebro humano que al desarrollo clásico informático. Al igual que la proteína descubierta por Levi-Montalcini que ayudaba al crecimiento neuronal, desde IBM quieren relanzar el desarrollo de la computación, haciendo aún más real la inteligencia artificial.

Dotar a los ordenadores de cinco sentidos puede parecer utópico. Pero lo cierto es que si en los próximos años, conseguimos desde la computación tocar, ver, oler, saborear u oír, provocaremos avances en otras áreas como la medicina, la alta cocina, la industria textil, o incluso, la agricultura.

Y es que los ordenadores actuales están más cerca de ser sistemas imperfectos, al no poder gestionar todo el volumen de información existente en el entorno. Si consiguieran interactuar con él, podrían ofrecer respuestas mucho más precisas a las preguntas en cuestión a resolver.

Desde un punto de vista evolutivo, que el ser humano cuente con sus órganos sensoriales es una potente ventaja, que sin duda le ha permitido colonizar todos los hábitats terrestres. Mediante la vista podemos relacionarnos con el medio, interpretando la energía luminosa visible y siendo capaces de ver colores, con una gran agudeza visual y un buen campo de visión. A pesar de que respecto al sentido del oído, existen otras especies animales que presentan mayor eficacia, potencia y agudeza, somos seres con una moderada capacidad auditiva. El resto de sentidos no están tan desarrollados como estos dos primeros, especialmente en comparación con otros animales, pero sin embargo tienen suma importancia en el desarrollo de nuestra rutinas habituales.

De forma paralela, y al igual que los sentidos confieren determinadas ventajas evolutivas a los seres humanos respecto a otras especies, los nuevos ordenadores cognitivos podrían ser adaptativamente mejores que los computadores actuales. Más precisión y capacidad de respuesta a la hora de resolver problemas informáticos son, sin duda, características que gracias a la nueva informática podrían ser reales en menos tiempo de lo esperado.

Podremos disfrutar de dispositivos táctiles, y sentir y diferenciar con ellos la textura de diversos tejidos a partir de distintas vibraciones. Si conseguimos desarrollar ordenadores con sentido visual, conseguiremos una mejor interpretación de imágenes médicas y diagnósticos más precisos. Los nuevos dispositivos con capacidad auditiva podría diferenciar el llanto de un bebé en función de sus necesidades fisiológicas, o incluso actuar como sensores para evitar desastres medioambientales. En el futuro, gracias a la informática y la descomposición de los sabores, podremos adaptar dietas personalizadas o conseguir una agricultura mucho más sostenible. Evaluando los olores, los dispositivos electrónicos podrían prevenirnos frente a posibles infecciones en hospitales o incluso, avisarnos cuando estemos a punto de enfermar.

Cuando Rita Levi-Montalcini recogió el Premio Nobel en 1986, seguro que no imaginaba que la era de la informática llegaría tan lejos, y conseguiría expandirse, a través de un “factor de crecimiento basado en ceros y unos”. La llegada de los ordenadores cognitivos, más parecidos al cerebro humano, con su extrema complejidad, hará cierta esa frase de la científica italiana, “sobre todo, no hay que temer a los momentos difíciles, los mejores proceden de ellos”. Gracias a los avances en la informática de tercera generación y estos nuevos ordenadores casi humanos, está claro que lo mejor aún está por venir.

Imagen | Australia News Limited

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