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¿Miente o dice la verdad? El algoritmo que detecta caras embusteras

Un algoritmo diseñado en la Universidad de Michigan logra detectar con mayor precisión que nuestro cerebro si una persona miente o dice la verdad.

La mentira ha sido un argumento constante en la historia de la literatura y el cine. Personajes como Pinocho o el Lazarillo de Tormes aprenden a ser embusteros, con consecuencias diferentes. Al primero le crecía la nariz, mientras que al segundo le pegaba el ciego cuando se daba cuenta de que le robaba las uvas o el vino. En la vida real, por desgracia, también nos encontramos con personas que engañan. ¿Pero sabes diferenciar si alguien miente o dice la verdad? Un nuevo algoritmo, diseñado por la Universidad de Michigan, logra determinar una cara embustera con mayor precisión que el propio ser humano.

«Nosotros somos realmente malos como detectores de la mentira», señala la científica Rada Mihalcea a New Scientist. Los investigadores analizaron 121 vídeos de iniciativas como The Innocent Project. Esta plataforma fue creada por especialistas en derecho en 1992, con el objetivo de ayudar a prisioneros que pudieran ser declarados no culpables tras la realización de análisis de ADN. Gracias a estas pruebas, los abogados pudieron demostrar, por ejemplo, que el testigo se había confundido en 235 casos y en 88 ocasiones la confesión era falsa.

Mayor efectividad que el cerebro

Saber si una persona miente o dice la verdad puede ayudar en los procesos judiciales. Para comprobar la efectividad del algoritmo desarrollado, los científicos transcribieron los vídeos, junto con los gestos y expresiones de los acusados, con el fin de que el ordenador pudiera analizarlos. Los resultados demostraron que este algoritmo es mucho más preciso que los propios seres humanos, incluso aquellos que se dedican a realizar los interrogatorios.

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Nuestro cerebro es capaz de determinar en el 59,5% de las veces que una persona miente, un porcentaje superior en el caso de los profesionales, que logran diferenciar una cara que no mentía en un 65% de las ocasiones. Por el contrario, el algoritmo identificó correctamente a las personas que decían la verdad en un 75% de los casos. Al analizar los vídeos de los interrogatorios, el ordenador fue más preciso que los seres humanos para determinar la verdad del engaño, como si fuera capaz de discernir la «nariz creciendo» de Pinocho, un rasgo que nosotros distinguimos peor, a juzgar por los resultados de esta investigación.

La aplicación de técnicas computaciones como el desarrollo de este algoritmo es un ejemplo más de cómo la ciencia puede ayudar en los juicios. El estudio de la Universidad de Michigan se une así a otros trabajos históricos que permitieron aplicar las huellas dactilares o los análisis genéticos como pruebas forenses. ¿Podrá en el futuro este algoritmo servir en los procedimientos judiciales?

Imágenes | Succo (Pixabay)

 

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