¿Es posible reinventar la bombilla? NanoLight dice que sí

La lámpara incadescente, al contrario de lo que se suele creer, no fue inventada por Thomas Alva Edison. Igual que en otras ocasiones, no siempre el inventor tuvo que ver con el que solicitó la patente. Se atribuye la creación de la bombilla a Joseph Swan, quien presentó en 1879 un modelo práctico y que duraba hasta 48 horas seguidas. Sin embargo, existen diseños anteriores de Humphry Davy y Warren de la Rue, mucho antes de que el propio Edison registrara su patente.

Cierto es que desde aquella, a finales del siglo XIX, los modelos de bombillas han ido evolucionando con el paso del tiempo. Hoy en el mercado podemos encontrarnos una gran variedad, desde las más comunes lámparas incandescentes, con un filamento de tungsteno que se ilumina al calentarse (es decir, cuando alcanza una temperatura cercana a los 2000ºC), baratas, pero poco eficientes energéticamente,  pasando por un modelo evolucionado de estas, las lámparas halógenas, que cuentan con un filamento de wolframio.

Los tubos fluorescentes, con un consumo energético elevadísimo al encenderse, no presentan filamentos, si no que en su interior se da una descarga de gases que emiten radiación ultravioleta, que al chocar contra el revestimiento de fósforo del tubo, se hace visible. Otros modelos incluyen las lámparas fluorescentes compactas de bajo consumo, que presentan una duración muy elevada, pero que gastan mucha energía al ser encendidas.

NanoLight: la última revolución en bombillas

Hace unos días se presentaba en Canadá el último avance en bombillas. Con un diseño de todo menos clásico, más cercano a una conceptualización abstracta de la iluminación, tres emprendedores recién graduados de la Universidad de Toronto decidieron presentar su idea en sociedad.

Si las lámparas tradicionales consumen unos 100 W, con una eficiencia aproximada de 16 lumens/W, las lámparas halógenas son algo más eficaces en comparación, ya que consumen 16 W y producen aproximadamente 66 lumens/W. Esto supone multiplicar por cuatro la eficiencia en consumo y generación de iluminación. Sin embargo, el verdadero cambio llega de la mano de NanoLight, con un consumo de 12 W y una eficacia enorme, al producir 166 lumens por vatio gastado.

Este modelo tan abstracto, a la par que original, genera la misma iluminación que las bombillas clásicas, pero con un consumo mucho menor, lo que permitirá un ahorro energético considerable. El objetivo de la compañía precisamente se basa en reducir la huella de carbono, para así conseguir bombillas más ecológicas.

La start-up formada por estos jóvenes canadienses, decidió buscar un apoyo en la red para ayudar a sacar al mercado su idea. Para ello, tras una masiva campaña en Internet a través de la web KickStarter (una plataforma internacional para conseguir financiación para proyectos creativos) consiguieron casi 250.000 dólares más, muy lejos de los veinte mil dólares inicialmente previstos.

Bombilla600

El principal objetivo que tuvieron al crear esta bombilla que emite luz en todas las direcciones fue, precisamente, ser innovadores para así dar al planeta un futuro “más claro”. El hecho de que hayan conseguido una iluminación de tipo LED (diodo emisor de luz, por su traducción al castellano) permite una mayor eficiencia energética de la existente hasta ahora.

Según los cálculos realizados por los inventores Tom Rodinger, Gimmy Chu y Christian Yan, el coste de la electricidad se verá reducido hasta los cincuenta dólares por bombilla, cuando el gasto tradicional con una lámpara incandescente normal ascendía a los cuatrocientos dólares. El único “pero” de este nuevo producto se basa en su coste, ya que cada bombilla, que será comercializada a partir de julio, ronda los 45 dólares.

Sin embargo, el precio elevado puede ser compensado por las características técnicas del producto. Según las estimaciones realizadas, NanoLight presenta un coste de energía estimado de 1,53 dólares por año, con una previsión de consumo de tres horas diarias. Basándose en estos cálculos, se considera que tiene una vida media de entre 25 y 30 años, algo totalmente revolucionario en una bombilla.

Hay quien atribuye a Edison las siguientes palabras: “No fracasé, sólo encontré 999 maneras de cómo no hacer una bombilla”. Quizás con este ingenioso descubrimiento canadiense, hayamos descubierto la forma definitiva de crear una bombilla.

Imágenes | FlickrKickStarter

 

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