Los Raspberry Pi son miniordenadores creados para que los niños aprendan a programar, y para exportar computadoras baratas a países en vías de desarrollo. Pero están apareciendo nuevas utilidades para estos PCs low-cost.
Si tú me dices Ben, yo digo Affleck. Y si me dices Raspberry Pi, te diré que no es una fruta genéticamente modificada, ni es una versión low-cost del móvil, sino que se trata un ordenador con todas sus letras que cuesta, aproximadamente, unos 15 euros.
Pero, ¿cómo es posible? Este ordenador de placa simple (del que ya os hablamos en BlogThinkBig como método para aprender a programar) fue desarrollado en el Reino Unido por la Raspberry Pi Foundation, una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo es el de enseñar a niños y jóvenes a programar y enviarlo a países en vías de desarrollo.
Lanzado por primera vez en febrero de 2012, este ordenador sobrepasó en poco tiempo todas las expectativas, y fue acogido más allá de su público target, y empleado con otros fines de los inicialmente previstos (básicamente, que los niños trastearan con él y aprendieran Scratch y Python). Tal es el éxito de este ordenador, del tamaño de una tarjeta de crédito, que se ha convertido en el best seller de las computadoras made in UK.
Este éxito no se debe sólo a su atractivo precio, que oscila entre los 5 y los 70 euros, ni a su función didáctica, ni a su reducido tamaño. O quizás se debe a una suma de todos estos factores. Lo cierto es que este ordenador de bolsillo cuenta con conexión a WiFi y Bluetooth, y funciona con varios sistemas operativos: AROS, Linux, Android, Windows 10…
6 cosas que hacer con el Raspberry Pi
O puede que los millones de unidades vendidas se expliquen gracias a todas las aplicaciones que los usuarios les están encontrando:
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Montar tu propio cine en casa: las raspberry pi pueden reproducir vídeo (o música) en 1080p, conectándolas al televisor o a un monitor.
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Fabricar tu propia consola portátil: si tienes una impresora 3D y un poco de maña, podrás imprimir tu propia consola, estilo Gameboy, en la que insertar el ordenador.
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Elaborar una estación meteorológica: de hecho, se comercializa ya la AirPi, que registra temperatura, humedad, radiación ultravioleta, niveles de monóxido de carbono…
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Domótica: hay gente muy ingeniosa que controla las luces de su casa con una raspberry pi y su móvil.
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Hackear: ¡No lo hagáis en casa, niños! Pero se puede hackear con estos aparatitos… Conectándolos a un puerto USB de otro ordenador, la raspberry pi intercepta cookies de autenticación, que sirven para iniciar sesión en diferentes portales.
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Bloquear publicidad: con este método se podría lograr el efecto del adblock a gran escala. La publicidad en todos tus dispositivos y un mayor consumo de datos pasarán a ser recuerdo.
Fuera cual fuese el motivo del éxito, los Raspberry Pi ya no están solos. Toda una cohorte de miniordenadores les han salido al paso, dispuestos a quitarles parte del pastel. Entre ellos, el BeagleBone Black, el Pine64, o el Jaguarborad.