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60 años de la ascensión al Everest: la tecnología que se usó

El 29 de mayo de 1953 el neozelandés Edmund Hillary y el sherpa Tenzing Norgay pusieron sus pies en la cima de la montaña más alta de la tierra, Chomolungma o la diosa madre del mundo, como la conocen localmente; el monte Everest, como la llamaron los británicos. Después de una serie de expediciones fallidas, que se remontan a las primeras décadas del siglo XX, el techo del mundo había sido escalado. Con el paso del tiempo y sobre todo la mejora del equipamiento muchos otros alcanzarían la cumbre. Para los que lo intentan ahora las condiciones siguen siendo igual de duras, pero los medios técnicos no tienen nada que ver con lo de aquella expedición de 1953.

La ansiedad del que entonces aún era el Imperio Británico por llegar el primero a la cumbre del Everest se reflejaba en la multitud de expediciones que habían partido desde Reino Unido: hasta siete intentos fallidos. El objetivo no era otro que conquistar la montaña más alta del mundo, que el país había descubierto para Occidente y cuya altura había calculado en el siglo XIX. En 1953, para un Imperio que estaba cediendo su papel de regente del mundo a las nuevas potencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, la hazaña constituía un golpe propagandístico mundial y un empujón a su orgullo.

Un año antes, el suizo Raymond Lambert se quedó a apenas 350 metros de la cumbre, y en 1954 tenía previsto volver a intentarlo. Aquel año de 1953 posiblemente sería la última oportunidad de los británicos, por lo que se aprestaron a formar un equipo competitivo y lo dotaron del equipamiento técnico más avanzado. Hasta 150 organizaciones, entre departamentos gubernamentales, cuerpos de investigación, de diseño y fabricantes contribuyeron a mejorar los materiales, la ropa o las comunicaciones inalámbricas, así como otros recursos en los que se apoyaría la expedición.

60 años atrás

Se trata de tecnologías y equipamiento que ahora parecen arcaicos, pero en aquellos momentos eran lo más evolucionado. Un artículo de National Geographic compara el equipo que se lleva actualmente (concretamente en una expedición de 2012) con el que utilizaron Hillary y Tenzing hace 60 años. Para empezar, cada uno de los 12 miembros de la expedición cargaba con 20 kilos a sus espaldas, en la última parte de la ascensión los dos héroes del Everest llevaron consigo hasta 27 kilos. Ahora, el equipaje podría verse reducido a 10 kilos o menos.

Hillary-tenzing

Si nos fijamos en el equipo básico de escalada, los piolet (piqueta utilizada en alpinismo) de 1953 estaban fabricados en acero con mango de madera, mientras que las herramientas de ahora tienen cabezal de acero inoxidable sobre una vara de aluminio, mucho más ligera y más corta. En cuanto a los crampones, la suela dentada que se añade a la bota, de nuevo encontramos la evolución al acero inoxidable y una mayor ligereza.

Pero tal vez donde más evidente sea el avance es en los sistemas de comunicación. La expedición británica usaba walkie-talkies para mantener el contacto entre los diferentes campamentos base y las avanzadillas. Representaban un agudo avance para la época porque se había cambiado el plástico por caucho especialmente para la ocasión, dado que el primer material no aguantaba una gran altitud sin romperse. Hoy en día, las telecomunicaciones han hecho su propia conquista de la cima más alta del mundo, con lo que cualquier alpinista puede llevar consigo su smartphone de última generación y encontrará cobertura para usarlo. Además, para enterarse de lo que ocurría más allá del Everest, Hillary y Tenzing sólo contaban con la radio.

La cámara de fotos de Edmund Hillary era una Kodak Retina que funcionaba con un carrete de 35mm. En la cima sólo hay imágenes de Tenzing porque éste no sabía usar la cámara y no pudo fotografiar a su compañero. A día de hoy esto es tan fácil como presionar un botón. Hemos pasado a la era digital y las cámaras también permiten grabar vídeo. Por no decir que todo ello se puede hacer igualmente con un smartphone.

En lo que se refiere a la ropa, gran parte de ella provenía de prendas y tejidos usados en el ejército, debido  la falta de especialización en la altitud. Para protegerse del viento utilizaban ropajes finos de algodón y nylon. Por dentro se vistieron con ropas sintéticas que eliminaban el sudor mejor que los tejidos naturales. Fueron fabricadas por la marca Duofold y en aquellos momentos era lo más avanzado en el sector. Las botas habían sido diseñadas de forma exclusiva para la expedición. Disponían de varias capas de material aislante. Hoy se crea calzado con respiración y se refuerza con aluminio. Los cascos actualmente pesan menos de medio kilo y ofrecen una gran protección, más de la que tenían Hillary y Tenzing, que no llevaban ninguno. La revista Life, que cubrió el hecho con un extenso reportaje, muestra qué aspecto tenían en la última fase del ascenso.

tenzing hillary

Las bombonas de oxígeno también eran lo más avanzado de la época. Se utilizaron dos tipos de sistema. El de circuito cerrado impedía la entrada de aire exterior para que no hubiera impacto de la atmósfera (deficitaria de oxígeno, hasta un 75% menos del habitual) en la respiración, mientras que una parte absorbe el CO2 que exhalan los alpinistas. La otra clase era el circuito abierto y combinaba el aire exterior con el suplemento de las bombonas. Fue el que utilizaron Hillary y Tenzing.

De innovaciones ad hoc a avances generales

La expedición la lideró John Hunt, coronel del ejército británico, que formó el equipo de alpinistas y tomó la decisión de quiénes serían los que intentarían completar el último tramo. La ascensión se encaró por la cara sur, desde Nepal, ya que en 1950 China había invadido el Tíbtet y la ruta norte quedó cerrada. Era de las primeras veces que se intentaba subir por este lado.

Una primera intentona, de la mano de Charles Evans y Tom Bourdillon, no logró llegar a la cima por menos de 100 metros, pero se tuvieron que volver por problemas con su circuito de oxígeno. Tenzing y Hillary fueron la pareja elegida para intentarlo por segunda vez y escogieron el otro tipo de sistema, que finalmente se demostró más acertado.

Como ocurre normalmente con este tipo de hazañas en las que se pone tanto esfuerzo, los recursos que se crean especialmente para la ocasión luego sirven para la sociedad. Algunas de las tecnologías fueron adaptadas para tener un uso más amplio. En concreto, los sistemas de respiración se modificaron para facilitar la vida a pacientes con problemas pulmonares crónicos.

La noticia llega a Londres cuatro días después

En el terreno de la anécdota queda lo que tardó en conocerse la noticia. Hillary y Tenzing alcanzaron la cumbre a las 11:30 del 29 de mayo y en Londres no se supo hasta el 2 de junio (día de la coronación de la Reina Isabel II, por cierto). Hoy, es posible llamar con un teléfono móvil a cualquier parte del mundo desde la cima del Everest, pero en esos momentos la noticia vivió una odisea hasta llegar a su destino.

James Morris, el único periodista que iba en la expedición, de The Times, lo cuenta en la BBC. Él lo supo al día siguiente, cuando estaba a 6.700 kilómetros de altitud. En ese momento se aprestó a descender, para lo que fue acompañado por un alpinista del equipo. Cuando bajó la montaña entregó un mensaje en clave a un ‘corredor’, que como su nombre indica corrió durante 32 kilómetros a la población de Namche Bazaar, desde donde se transmitió por radio a Katmandú, la capital de Nepal. De ahí se telegrafió a Londres. En total: cuatro días para que su periódico supiera que un neozelandés y un sherpa habían vencido al Everest.

Imágenes: apurdam (Andrew)Göran Höglund (Kartläsarn) y Wikipedia

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