Los repartidores no dan abasto ni pueden garantizar llegar a tiempo, pero hay alternativas.
El comercio electrónico es uno de los grandes ganadores de la última década. Recibirlo todo en casa, a precios competitivos, con la misma garantía e incluso mejor soporte en muchos casos que en tienda nos ha hecho sedentarios a la hora de consumir, pero con ello han llegado varios problemas, siendo el mayor, desde el punto de vista de quien esto escribe, las esperas a los repartidores en casa.
Muchas compañías de transporte se ponen en contacto con el comercio para entregar a una hora elegida por el cliente, pero lo que ocurre es que las franjas de tiempo no suelen estar nada cerradas. Caso real: como cliente pides que se te entregue algo a las 12, pero la ventana de tiempo es de 9 a 15, con lo que pierdes tu mañana esperando en casa, sin poder poner música o incluso ducharte, pues la famosa Ley de Murphy enuncia en este caso que si un repartidor puede pasar 5 minutos después de que salgas de casa, después de haber esperado toda la mañana, pasará. Una solución fácil pasa por que nos avisen al móvil un rato antes, pero en muchos casos, tal hecho no ocurre.
Al no encontrarnos en casa, lo más normal es que nos dejen una nota para que organicemos una entrega en otro momento, pero la realidad suele ser volver a estar en las mismas. La recogida por el usuario en la oficina tiene el problema de que muchas están en polígonos en las afueras, y no es cómodo ni conveniente en tiempo el llegar a ellas. Así, se hace necesario buscar otras soluciones.
Lo más sencillo: puntos de entrega cercanos
La solución más fácil es hacer que cientos de establecimientos que pasan muchas horas abiertos funcionen como puntos de recogida. Una farmacia, papelería, peluquería, etc, son lugares perfectos para que los usuarios que viven cerca no tengan que esperar en casa. Oficinas de Correos, cadenas de ropa o retailers como Amazon ya lo están haciendo con establecimientos a cambio de una comisión por cada producto entregado. El único problema es que algunos establecimientos pueden llegar a colapsar, tanto por el número de clientes que va como porque, dado el plazo de 14 días disponible, los almacenes de las tiendas no dan abasto.
Otra propuesta interesante es la de Koiki, una startup española de que hace una labor social y que da al usuario final la posibilidad de elegir la hora exacta de entrega. Además, al tener un repartidor dedicado por zona, la relación con los vecinos se hace mucho más estrecha.
Soluciones más ubicuas y atemporales
DHL y Amazon son dos de las compañías que más están innovando en este terreno, con soluciones específicas como los Packstations y los lockers (imagen destacada). No son más que repositorios o taqullas donde los repartidores dejan los productos para que en el momento en el que el cliente pueda recoger sus paquetes con tan sólo un código. El código se introduce en una pantalla y la puerta que contenga su producto se abrirá.
La proliferación de lockers en España está siendo muy rápida. Los hay que se están instalando en las calles, pero abundan muchos en gasolineras o en centros comerciales. La ventaja que ofrecen es, además, que los envíos lllegan en un día, mientras que las otros soluciones requieren esperar de dos a tres. Si el usuario no recoge el paquete en un plazo de 3 días laborables, el artículo se devuelve.
El futuro
Avanzando hacia el futuro tenemos Amazon Key, un sistema mediante el cual el repartidor podrá abrir la puerta de la casa del usuario para dejarle el paquete, y tras ello, salir. Por seguridad, implica
contar con una cámara que pueda grabar todo y con un sistema de apertura inteligente que notifique al usuario. A priori parece una idea interesante, pero a buen seguro generará una gran polémica, con la privacidad y el riesgo como puntos clave.
Tampoco hay que olvidar el asunto de los drones de reparto, aunque a día de hoy parece mucho menos plausible verlo a gran escala.