Según la Agencia Internacional de la Energía, el cemento es responsable del 7% de las emisiones de CO2 a nivel mundial.
El hormigón es el material más empleado en el sector de la construcción. Su descubrimiento en el siglo XIX llevó la arquitectura contemporánea a otro nivel. Fue a partir del siglo XX cuando los grandes edificios se levantaron gracias al hormigón. El diseño de ciudades enteras, como Nueva York, tuvo a este material como protagonista. Arquitectos abanderados del funcionalismo, como Le Corbusier, encontraron en el hormigón una forma eficaz de plasmar sus nuevas ideas.
Sin embargo, pese a que gran parte del siglo XX se ha levantado en hormigón, este material tiene un problema. Uno de sus ingredientes principales es el cemento, que le da cohesión y fortaleza. Pero producir cemento tiene un alto coste para el medioambiente. En el proceso se libera una gran cantidad de dióxido de carbono.
Según la Agencia Internacional de la Energía, el cemento es responsable del 7% de las emisiones de CO2 a nivel mundial. Esto lo convertiría en el segundo sector industrial que más emisiones de este tipo realiza a la atmósfera. Y aquí es donde entra CarbonCure, una empresa que tiene mucho que aportar a la construcción.
En este escenario, CarbonCure ha creado una fórmula para producir hormigón que necesita menos cemento. Y no solo eso. El hormigón que se fabrica de esta forma captura emisiones de CO2 y lo atrapa dentro de sí. En realidad ambos factores son causa y consecuencia.
Si el hormigón convencional se sirve del cemento como cohesionador, el de CarbonCure emplea CO2 para el mismo propósito. El dióxido de carbono actúa, por tanto, como un elemento que proporciona fortaleza al hormigón. Así, este necesita menos cemento, con lo que su proceso de creación lanza menos emisiones a la atmósfera.
La compañía ya vende su fórmula a empresas constructoras. Una de las ventajas que estas ven en la nueva fórmula es que usar menos cemento resulta más barato. Por tanto, pese a que sea necesario invertir en la tecnología y en la compra del CO2, existe un ahorro de costes.
De no contaminar a atrapar emisiones
Y es que, si hasta el momento la dinámica de lucha contra las emisiones consistía en reducirlas, ahora se apuesta también por extraerlas de la atmósfera. Otra startup, Carbon Engineering, ha puesto en marcha una planta que absorbe CO2 de la atmósfera. Su efectividad es tal que cuando el proyecto escale podrá eliminar un millón de toneladas de dióxido de carbono diariamente.
La suiza Climeworks juega en la misma liga. Las instalaciones que ha levantado en Zúrich extraen CO2 de la atmósfera y lo convierten en productos vendibles a la industria alimentaria.
Imágenes: CarbonCure