RoboFly el robot que vuela

RoboFly, la respuesta al reto del aleteo

Un diminuto robot del tamaño de una mosca podría revolucionar el sector de la agricultura. RoboFly ya es una realidad, y podría utilizarse para polinizar, vigilar fincas y obtener datos clave sobre cultivos. Innovación en ciencia y tecnología para una agricultura sostenible.

Existen tres seres vivos a nivel mundial que no suelen gustar mucho: los insectos, los reptiles y los moluscos. Todos animales, pero no animales cualquiera, sino esos que tienen una característica negativa intrínseca que los hace muy distintos al resto de seres vivos.

Primero tenemos a los insectos, esos animalitos que a pesar de su tamaño dejan dolorosas picaduras, independientemente de la sangre que tengas. Pero a pesar de que estos animales no tienen las dotes necesarias para ser precisamente atractivos a nuestros ojos, cumplen funciones muy importantes y específicas que hacen que el ecosistema pueda seguir funcionando. Los insectos en concreto llevan a cabo el proceso de polinización.

Un robot del tamaño de una mosca

Si ahora cerramos los ojos e intentamos imaginar un insecto robot autónomo, ¿cuál sería la primera imagen que nos vendría a la mente? Vale, no agotemos nuestra imaginación. Este proyecto ya es real. Todo comenzó con Robobee, el robot insecto. Este invento volaba moviendo sus alas gracias a la conexión por cables con la fuente de poder. Su “hermano” RoboFly está diseñado por el mismo ingeniero, pero es mucho más avanzado. Pesa poco más que un palillo de dientes y no posee una batería muy pesada.

Su característica más destacada es su autonomía, ya que no se necesitarían cables para poder impulsarse si no tan solo un rayo láser. Éste se convierte en electricidad, de manera que el circuito logra alcanzar los 240 voltios que se requieren para que RoboFly mueva las alas a la velocidad adecuada. Bien es cierto que una vez la célula fotovoltaica esté fuera de la línea de visión directa del láser, el robot se queda sin energía y aterriza. El aleteo era el gran reto de la ingeniería y por fin se ha logrado encontrar la solución al problema.

Este invento tan ingenioso podría despegar y aterrizar sin problema en cualquier finca, campo o superficie más o menos plana. Su sistema se asemejará al funcionamiento del cerebro de una mosca que sabe cuándo debe batir las alas para no caerse. La clave de todo es que estos insectos robóticos servirían para vigilar los cultivos en épocas estivales, inspeccionar el crecimiento de los cultivos en fincas o detectar fugas de gas. Además, son baratos de producir, por lo que podrían suponer un gran avance para el sector agrícola español.

Sin embargo, la producción de estos robots plantea otro reto a la industria: el aumento de las funciones que puedan llegar a realizar. Sería más puntero todavía el hecho de que pudieran reducir emisiones de efecto invernadero o servir como cámaras en movimiento que vigilaran los cultivos por la noche. Dejaremos que la ciencia y la tecnología sigan sorprendiéndonos con sus avances.

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