La realidad virtual que te lleva de un parque acuático a otro universo

La realidad virtual estaba pensada para llevarnos desde nuestro salón a descubrir mundos alternativos, pero ¿y si la usamos para amplificar otras experiencias sobre una base física más emocionante?

La promesa potencial de la realidad virtual siempre ha sido y será transportarnos a una realidad que físicamente no podemos alcanzar, es decir, viajar a muchos kilómetros de distancia, e incluso a escenarios imaginarios que no guardan correspondencia con «lo real». Sin entrar en cuestiones filosóficos, la realidad virtual, a diferencia de la aumentada , nos sirve para cambiar nuestro mundo por otro, pero ¿y si pudiésemos aprovechar lo que el nuestro nos aporta para potenciar uno virtual? Lo que sería una realidad mixta muy vitaminada.

Es lo que proponen con VRSlide, una atracción que, desarrollando el conceto que ya conocíamos en montañas rusas, lleva la realidad virtual a un parque acuático. Tras esperar una cola, al usuario se le suministran unas gafas de realidad virtual de forma que, al caer, en lugar de ver el clásico recorrido abierto o cerrado, se sumergirá en una aventura gráfica que amplifica la experiencia de curvas del recorrido. De esta forma, en lugar de ver venir una curva, es posible jugar, por ejemplo, con obstáculos virtuales o portales 3D en los que sumergirte al pensar que puedes caer.

Al tratarse de un casco de realidad virtual móvil, funciona con un Galaxy S8, como el Samsung Gear VR. Sin embargo, no es tan sencillo como ponerse un casco así y funcionar, pues a estos dispositivos les faltan muchos sensores y cámara para detectar posición con precisión. Por ello, para lograr sincronía total entre el movimiento del usuario y su posición en el circuito, implementaron tracking o seguimiento con ultrasonidos para localizar la posición de cada persona. De esta forma, no hablamos de un vídeo reproducido para todo el mundo por igual. Si el usuario se queda atascado, la animación también estará parada.

El Galaxy S8 también es ideal por su resistencia al agua, algo imprescindible en un ambiente tan húmedo y que en muchas ocasiones puede acabar en chapuzón tremendo. El casco de realidad virtual también lo es, por lo que hablamos de doble refuerzo durante los breves 35 segundos que dura la atracción desde que el participante sale lanzado hasta que alcanza la meta.

Aunque los gráficos recuerdan a los de hace dos generaciones de consolas y se observa que hay que invertir en experiencias más inmersivas, porque de eso va la realidad virtual, las posibilidades de la realidad virtual en montañas rusas y parques son infinitas. Sumergirte dentro de un universo desconocido y apasionante nunca ha sido tan fácil.

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