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La oscura representación de la mujer en las nuevas tecnologías

Cómo se representa a la mujer en el imaginario social es una cuestión que está a la orden del día en la actualidad. Por lo tanto, dicha representación en el ámbito tecnológico cobra especial interés puesto que el futuro irá de la mano de las nuevas tecnologías.

La representación de la mujer que se asocia a las nuevas tecnologías hoy en día sigue una lógica de continuismo social respecto a cómo la sociedad observa a la mujer en la actualidad. Por lo tanto, y para quitarnos cuanto antes este tema de encima, si la sociedad representa a la mujer de una manera A socialmente, por extensión su representación dentro de las nuevas tecnologías será de esa misma manera A. Nunca, en ningún momento podrá haber una visión social A y que se represente tecnológicamente como B. Hasta aquí sencillo.

Se podría decir entonces y a modo de ejemplo que, la mujer representada en las nuevas tecnologías es una especie de sombra del papel de la mujer en la sociedad actual. Sombra tomada desde un punto de vista meramente lumínico, sin trasfondo tenebroso. La cuestión oscura en este sentido, es la representación A de la que antes hemos hablado. Esta representación A es la que propicia que la visión de la mujer en el mundo digital y de las nuevas tecnologías siga siendo igual de negativa para este género que en la realidad.

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Ana de Armas en Blade Runner 2049

¿Cómo se representa verdaderamente a la mujer?

Para ver mejor estas afirmaciones vamos a poner varios ejemplos. En un primer lugar, tenemos la ciencia ficción audiovisual como una de las principales creaciones de imaginarios sociales del siglo XX. Y como estandarte de esta idea está el cine. Estableciendo como nuevas tecnologías elementos como los robots o los androides (que son la creación tecnológica que más se acerca al ser humano y en prolongación a la mujer), las creaciones futuristas que se dan en la gran pantalla suelen designar a los robots o androides femeninos como fuente de placer o servidumbre únicamente. Como por ejemplo Ana de Armas en la reciente secuela de Blade Runner o Alicia Vikander en Ex Machina. Esta misma analogía la podemos observar más allá del cine en el ámbito cotidiano. Desde las mujeres robots sexuales diseñadas incluso para responder a ciertos estímulos, hasta la voz femenina predeterminada de Siri, Alexa o Irene (asistente virtual de Renfe).

Nos queda por lo tanto, la reducción de un género completo a solo dos representaciones. La del placer y la de la servidumbre. Quizá socialmente se estén dando pasos de gigante en términos de igualdad gracias al movimiento feminista, pero por ahora, la visión de la mujer una vez llegados los hechos (en este caso la representación dentro las nuevas tecnologías) y los actos (donde se tendrían que ver estas ideas teóricas) sigue siendo prácticamente la misma que en el siglo XX. Existe una conciencia, pero hemos de ponerla en práctica para no perder la batalla representativa en la que la mujer sigue llevándose la peor parte reproduciendo estereotipos nada favorables para los tiempos en los que vivimos.

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