El gigante tecnológico ha conseguido rebajar su gasto energético gracias a un sistema autónomo basado en la inteligencia artificial.
Google se ha convertido en una de las empresas punteras dentro del sector tecnológico. Dicha posición le ha permitido poder innovar en ciertos sectores antes desiertos. Es en este sentido donde la marca estadounidense ha conseguido ahorrar en el coste de la refrigeración un 40% gracias al uso de un algoritmo.
El algoritmo usa una técnica basada en el aprendizaje de refuerzo a través de prueba y error. Este comportamiento educativo se realiza a través de la inteligencia artificial con la que las máquinas tienen la capacidad de aprender por sí solas.
El algoritmo que ha usado Google aprende cómo ajustar los sistemas de refrigeración, como los ventiladores, para reducir el consumo de energía. En un primer momento, este sistema únicamente lo que hacía era realizar todas las mediciones necesarias y enviárselas a los encargados de la refrigeración. Después éstos decidían si implementar las mejoras que proponía el algoritmo. Pero ahora, como ha establecido Google, le han dado plenos poderes para gestionar toda la refrigeración de sus centros de datos.
«Es la primera vez que un sistema autónomo de control industrial se implementa a esta escala, que nosotros sepamos», afirma Mustafa Suleyman, jefe de la IA aplicada en DeepMind, compañía que compró el gigante tecnológico en 2014. El sistema demuestra el potencial de la inteligencia artificial para gestionar la infraestructura y manifiesta cómo sistemas de IA pueden funcionar en colaboración con los seres humanos. Porque pese a que el algoritmo se ejecuta de forma independiente, existe una persona que lo gestiona y que puede intervenir en el caso de que lo realizado sea demasiado arriesgado.
La medida tomada por Google para dar autonomía a una máquina respecto a decisiones energéticas y de consumo se ha visto con buenos ojos en el país norteamericano vistos los resultados obtenidos. Porque según un estudio del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley del Departamento de Energía de EEUU los centros de datos del país habían consumido cerca de 70.000 millones de kilovatios-hora en 2014, aproximadamente el 1,8% del uso total de electricidad al nivel nacional. Por lo tanto, el uso de este tipo de sistemas para regular la energía podría propiciar un ahorro bastante considerable en materia energética para el país.