Se espera que de aquí a 2045 se llegue al punto en el que la inteligencia artificial supere a la del ser humano.
La singularidad tecnológica es una cuestión que aún en pleno 2018 sigue siendo muy abstracta para la gravedad del asunto que trata. El concepto de que las máquinas, ya sea en formato de robot, computadora, programa o sistema tengan la capacidad de auto-mejorarse dando lugar a máquinas más perfectas, y que éstas a su vez permitan hacer otras máquinas aún más perfectas; es, sin duda, una idea tan fascinante como aterradora.
La singularidad, que muchas veces se ha visto representada como un factor determinante en la historia, se puede llegar a convertir en un hecho histórico capaz de crear un cambio de era o de época. Como establece Jürgen Schmidhuber, fundador y científico en jefe de la empresa de inteligencia artificial NNAISENSE, «es mucho más que una revolución industrial más. Es algo que trasciende la humanidad y la vida misma».
Quizá con menos ampulosidad, pero con un valor idéntico, muchos científicos y personalidades del mundo de la tecnología afirman que la llegada de la singularidad tecnológica a nuestras vidas supondrá un cambio muy amplio en la mentalidad mundial. Una variación de la concepción que tiene el ser humano del trabajo y del trato que a partir de ese momento se tendrá que tener con los elementos tecnológicos.
No hay una fecha exacta para este momento, pero son muchos los que han hablado sobre ello. Por ejemplo, el matemático y escritor estadounidense Vernor Vinge establece que la singularidad tecnológica llegará en 2030. Por otra parte, autores como Raymond Kurzweil han predicho que la alcanzaremos en 2045.
La certeza no existe, por eso tampoco podemos anticipar nada por el momento. Lo que sí es cierto es que está más cerca de lo que pensamos. Y prepararnos para lo que puede llegar sería de gran ayuda a sabiendas de que puede cambiarnos la vida completamente. Veremos entonces cómo se comporta la creación con su creador, y en qué lugar queda el ser humano en la ecuación.