Llevo un par de semanas probando la Samsung Galaxy Camera, un curioso gadget híbrido, mitad cámara de fotos y mitad smartphone, que tiene un sensor de 16MPx, zoom óptico de 21 aumentos, objetivo de 23mm y flash incorporado. Graba vídeo en Full HD e incluye algunos modos predefinidos (Automático, Experto y Elegante) y una gran variedad de opciones para entretenerse y disfrutar de la fotografía. En general, se puede hablar de prestaciones elevadas al mismo nivel de las cámaras digitales que ofrece la competencia. Pero si esto fuese todo, no habría escrito este post.
Es al darle la vuelta al dispositivo y ver su enorme display de 4,8 pulgadas cuando nos damos cuenta de que no es una cámara más. La pantalla táctil de grandes dimensiones se convierte en una gran ventaja a la hora de ver y editar las fotos. ¿Editar? Sí, editar. La Samsung Galaxy Camera dispone de una conexión de datos 3G (incorpora una ranura para tarjeta MicroSIM) con la que puedes descargar aplicaciones para la edición de imágenes desde Google Play Store: no en vano incluye un sistema operativo Android 4.1. Y es precisamente en torno a la conectividad donde este dispositivo ofrece una experiencia de uso diferencial. Aparte de la posibilidad de descargar aplicaciones, la conexión 3G permite la subida de contenidos a internet directamente desde el dispositivo, así como una perfecta integración con diferentes redes sociales.
Si eres como yo, que siempre soy quien hace las fotos en las reuniones de amigos y familiares, estarás acostumbrado a oír frases como: “¡Acuérdate de enviarme las fotos!”, “Luego te paso mi e-mail para que me envíes todo” o “¡Súbelo a Facebook!”. Ya no tendrás que dedicar tu tiempo libre a las labores de post-producción, edición y mensajería, que hacen que a veces te arrepientas de haberte llevado la cámara. Ahora podrás subir las fotos y los vídeos en tiempo real a DropBox, o compartirlas en ese mismo momento por e-mail, Picasa, Facebook o Google+, entre otras plataformas, utilizando las conexiones 3G o wifi. Incluso podrás visualizar el contenido en la propia reunión, si dispones de un televisor DLNA, o transferirlo a los smartphones de los asistentes mediante Bluetooth.
Como aficionada a la fotografía, no cambiaría mi réflex por este gadget a la hora de hacer mis instantáneas más artísticas. Sin embargo, los usuarios frecuentes de redes sociales lo tendrán fácil para sacarle todo el provecho al concepto que propone Samsung con la Galaxy Camera. Por ponerle un pero, yo sí que echo de menos que no se puedan hacer llamadas. Si bien no sería el smartphone más ligero y cómodo del mercado, pero para mí, que siempre llevo la cámara a cuestas, significaría ahorrarme un cacharro que transportar. Aunque, eso sí, lo utilizaría con un accesorio “manos libres”.
Queda un último asunto: el precio, considerablemente superior al de una cámara digital de prestaciones similares. ¿Merece la pena pagar un plus por el hecho de que tu cámara sea “social”? Si conocieseis a mi cuñada y lo cansina que se pone con las fotos en las cenas familiares, seguro que sí. O quizás es sólo un capricho caro que regalar a tu pareja en alguna fecha señalada, quién sabe.
