Con la reciente derrota de dos profesionales de Starcraft II frente al programa AlphaStar, el ser humano queda relegado a un segundo plano dentro de la competitividad del entretenimiento.
Para contextualizar cuál es el estado de la Inteligencia Artificial en la actualidad dentro del mundo de los videojuegos, primero tenemos que hablar sobre sus inicios en dicho ámbito.
Hace nueve años, tres jóvenes (Demis Hassabis, Mustafa Suleyman y Shane Legg) fundaron en Inglaterra la empresa DeepMind, cuyo trato con la ciencia comenzó a través de la Inteligencia Artificial. A partir de esa fecha, el ascenso fue meteórico, siendo comprada por Google en 2014, y habiéndose expandido en la actualidad hasta Canadá y Estados Unidos.
El reto de Go y Starcraft II
El gran hito de DeepMind dentro del campo de la Inteligencia Artificial ha sido la creación de una red neuronal capaz de aprender por sí misma, y destinada a derrotar al ser humano en el ámbito de los juegos de lógica. Tal y como sucedió con el Go en 2015 y 2016. Con victorias sobre Fan Hui, campeón europeo (2 dan), y el coreano Lee Sedol (9 dan), respectivamente.
Además, recientemente, ha sido capaz de ganar a dos jugadores profesionales de StarCraft II del Team Liquid, Grzegorz “MaNa” Komincz y Dario “TLO” Wünsch. Para ello se sirvió de su sistema de IA AlphaStar.
Viendo el estado de la cuestión hasta este punto, nos podemos hacer una idea bastante amplia, gracias a estos ejemplos, de la capacidad que tiene la tecnología de poder vencer al ser humano tanto en el plano tanto virtual como en el físico.
Por lo tanto, se podría decir, que, a nivel videojuegos, la singularidad tecnológica, al menos en parte, ya ha llegado. Es decir, el ser humano ya se ha visto sobrepasado por una Inteligencia Artificial que ha conseguido arrebatar al hombre el liderazgo en sus propias creaciones.
Lo que parecía una anécdota en 1996, cuando la supercomputadora Deep Blue de IBM ganó en una partida de ajedrez al vigente campeón Gary Kasparov, se ha vuelto una constante.
Con ejemplos como los anteriores queda entrever hasta qué punto le seguirá saliendo factible al ser humano enfrentarse a la tecnología…, siempre que quiera salir victorioso, claro.
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