El pulmón del planeta arde: ¿qué está pasando en el Amazonas?

El número de incendios en el Amazonas de Brasil ha aumentado un 83% este año en comparación con 2018, lo que supone un total de 72.843 focos.

El pulmón del planeta está ahogándose en fuego y así lleva 18 angustiosos días, a pesar de que el mundo haya sido partícipe de esta terrible noticia hace apenas dos días. ¿Qué ha sucedido? ¿Por qué es tan alarmante que se incendie el Amazonas?

Los incendios que tienen lugar en áreas tropicales en América Latina o Asia ecuatorial suelen presentar su máxima intensidad durante los meses de agosto, septiembre y octubre, según la actividad global de incendios que realiza el Earth Obserbatory de la NASA. No obstante, resulta realmente curioso el aumento del 83% del número de incendios forestales en Brasil en comparación con el año pasado.

Más concretamente, el país latinoamericano registró un total de 72.843 incendios este año, tal y como ha informado el centro de investigación espacial de Brasil (INPE). De hecho, el otro día São Paulo anocheció dos horas antes de lo habitual debido al humo de la Amazonía quemándose. La contaminación provocada por el humo y el fuego está viajando a otros países como Bolivia y Perú a través de la atmósfera. Parte de la Amazonía de Bolivia también está sufriendo incendios, aunque el 52% de los focos se concentren en Brasil.

La deforestación, principal culpable

¿A qué se debe este alarmante aumento? A la par que han crecido el número de focos de fuego, también se han incrementado el número de tierras para el cultivo. Por tanto, aunque el cambio climático y el calentamiento global del planeta es un fenómeno que está afectando al Amazonas, no es una de las principales causas de esta emergencia climática.

El Gobierno de Brasil presidido por Jair Bolsonaro atribuye estos incendios a una fuerte sequía que sufre la Amazonía en esta época, e incluso ha llegado a argumentar que las ONG medioambientales están detrás de la provocación de esta catástrofe. No obstante, multitud de organizaciones sociales aseguran que los incendios son provocados deliberadamente por la mano del ser humano.

Principalmente, se debe a la deforestación para transformar áreas naturales como el Amazonas en áreas agrícolas o ganaderas para su extracción, minería o agricultura intensiva. La producción de soja para la ganadería se ha convertido en la causa principal de deforestación en América del Sur a costa de la pérdida de biodiversidad de la mayor región del planeta. Se trata de un problema de salud pública mundial.

Pérdida de la principal biodiversidad mundial

Pero, ¿qué sucederá si perdemos el Amazonas? ¿Cuál es su importancia que nos concierne a todas y todos? Es el principal ecosistema del mundo para mitigar los efectos del calentamiento global que está afectando a todas las regiones del planeta. La Amazonía, compartida por nueve países, produce el 20% del oxígeno al mundo; alberga 30.000 tipos de plantas; 1.500 especies de aves; 500 de mamíferos; 550 de reptiles; 2.500 de peces, y 2,5 millones de insectos.

¿Cómo se traduce esto? El 10% de la biodiversidad y el 20% de agua dulce mundial están en el Amazonas, y ahora está en llamas. Además, es hogar de miles de comunidades indígenas que preservan su conservación ante la falta de prácticas medioambientales para su protección.

Las consecuencias son alarmante y afectan a nivel mundial. Por una parte, se perderá una gran parte de la biodiversidad de la Tierra y una de las principales funciones: proporcionar nubes a la atmósfera para generar lluvia y que no haya sequías. Las plantas y los árboles son los principales productores de oxígeno, por lo que la quema indiscriminada generará graves consecuencias para la salud global.

El fuego es una de las grandes amenazas y cada verano asistimos a nuevos desastres medioambientales y, con el objetivo de combatirlo, la tecnología puede ser una gran aliada.

En este sentido surge el proyecto ‘Drones Antiincendios’ para tomar mejores decisiones en los primeros momentos, lo que puede contribuir a que un fuego incipiente no evolucione hacia un gran incendio.

El pulmón del planeta está ardiendo y es urgente una respuesta global. De hecho, no han faltado las voces que han echado en falta una contundente respuesta internacional, similar a la lograda por el incendio de Notre Dame el pasado 15 de abril.

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