El USV Maxlimer es un barco autónomo preparado para explorar los fondos oceánicos por sí mismo. Pero solo es el comienzo de lo que puede llegar en el futuro.
Hace unos años, los ingenieros de la empresa británica SEA-KIT empezaron a trabajar con armadores de barcos o con proveedores de defensa para crear un nuevo barco. El resultado fue el USV Maxlimer. Las siglas que constituyen el preámbulo de su nombre significan unmanned surface vessel (embarcación de superficie no tripulada).
Tal vez estas siglas se hagan tan comunes como en un momento de la historia lo fueron las clásicas HMS (His/Her Majesty's Ship), que introducían el nombre de todo barco de la marina real británica. Prestando atención a los logros del USV Maxlimer es fácil pensar que esto pueda ser así el en futuro.
La embarcación autónoma se botó en 2017. Se ha probado durante dos años para corregir cualquier deficiencia en sus sistemas. En mayo de 2019 ya realizó un transporte de mercancías entre Reino Unido y Bélgica. Hay que tener en cuenta que el Maxlimer es totalmente autónomo. Se guía por GPS y otros sensores, pero no mediante una conexión remota con un operador humano. En el único momento en que puede intervenir una persona es para guiar su entrada en un puerto atestado.
El USV Maxlimer también ha realizado una inspección totalmente autónoma de un gasoducto marino. Este trabajo, que resulta especialmente pesado de realizar con un barco tripulado, se completó con los sensores de la propia embarcación y con la ayuda de un pequeño submarino drone.
Los gasoductos son extensas infraestructuras construidas pegadas al fondo marino. Y es en este espacio donde la empresa SEA-KIT enfoca su barco autónomo. La compañía indica que el 80% de los fondos marinos están aún sin mapear. Una embarcación como el USV Maxlimer podría contribuir a reducir ese porcentaje.
Los verdaderos barcos autónomos
En los últimos años se han conocido diversos anuncios de barcos autónomos. Pero hasta el momento la tecnología que usan estos pecios es más bien un control remoto avanzado. Estaría más próxima a cómo se controla hoy un dron que a una autonomía real.
En el caso del Maxlimer no es así. Desde el momento en que sale del puerto, el barco tiene que arreglárselas por sí solo para llegar al punto de destino o para cumplir con la misión que se le ha encomendado. Solo hay que dejar a la imaginación volar un poco para visualizar el tráfico marítimo internacional convertido en un cruce organizado de barcos robots.
Poco a poco. El siguiente reto del Maxlimer es cruzar el Atlántico sin intervención humana. El viaje está previsto para mediados de 2020.
Imágenes: SEA-KIT