Los avances en el campo de la computación a gran escala multiplican sus logros cada poco tiempo. No hay más que tomar las estadísticas de la supercomputadora más potente del mundo, Titán, y compararlas con la máquina a la que ha sustituido, Jaguar. Esta última ofrecía un rendimiento diez veces menor que su heredera.
Los usos habituales de una supercomputadora suelen estar ligados a tareas que requieren mucha potencia de cálculo. Entre estas labores destaca la investigación científica, incluida la que atañe al campo médico. La evolución de estas máquinas está abriendo, sin embargo, nuevos caminos que permitirán un uso más apegado a la cotidianidad.
La supercomputadora Watson de IBM ejemplifica estos nuevos usos. La máquina se hizo famosa hace dos años por ganar a jugadores humanos en el concurso televisivo Jeopardy! El proceso de computación aquí daba una vuelta de tuerca. No se trataba de hacer simulaciones o cálculos de forma intensiva. El software tenía que entender la pregunta hecha por el presentador y adivinar a qué se refería. A partir de ahí debía buscar la respuesta en una base de datos.
Watson no es la supercomputadora más potente, pero esta capacidad para entender una duda planteada por una persona la convierte en especial. “El objetivo es que los ordenadores empiecen a interactuar en términos naturales humanos a través de una gama de aplicaciones y procesos, entendiendo las preguntas que los humanos hacen y proporcionando respuestas que los humanos puedan entender y justificar”, señaló IBM ante la aparición de su máquina.
Doctor Watson
Ahora Watson tiene nuevo trabajo. IBM ha firmado un acuerdo con las empresas Memorial Sloan-Kettering, un centro especializado en el tratamiento del cáncer, y WellPoint, que también se dedica al campo de la salud. Como consecuencia, hospitales y otras entidades podrán consultar la supercomputadora para decidir cómo serán tratados los pacientes.
El servicio proporcionado por Watson estará disponible desde la nube o introduciendo a Watson en los servidores del centro médico u hospital. Para estos casos, IBM se ha preocupado en los últimos dos años de reducir considerablemente el tamaño de su supercomputadora, que ha pasado de ocupar una habitación a tener las dimensiones de una caja de pizza. Además, la velocidad de procesamiento se ha incrementado en un 240%.
Por el momento la especialidad de Watson será el tratamiento del cáncer. En el anuncio del acuerdo sobre el uso de la supercomputadora, el jefe médico de WellPoint, Samuel Nussbaum, afirmó que en un cáncer de pulmón, los profesionales humanos toman decisiones acertadas el 50% de las veces. La exactitud de la máquina para este supuesto es de un 90%. Watson no ofrece una única opción al doctor sino que proporciona varias, cada una de ellas marcada con un grado de confianza y justificada. Es decir, presenta las explicaciones sobre cómo ha llegado a la conclusión de los beneficios de una determinada línea de actuación.
En el campo médico, y concretamente en lo que se refiere al cáncer, surge nueva información constantemente, por lo que es imposible estar permanentemente al día, incluso para un profesional especializado. Para Watson esta tarea es más sencilla debido a su capacidad de asimilación y procesamiento. Lo consigue gracias al Memorial Sloan-Kettering, que se ofrece una gran base de datos.
Watson ha tenido una preparación exhaustiva antes de poner en marcha su función como consultor de salud. Por el momento ha analizado 605.000 pruebas médicas y dos millones de páginas de texto. También ha recogido información de 25.000 casos prácticos y ha asistido a 14.700 horas en clínica.
Todo este bagaje es un intento por hacer que su sistema sea preciso a la hora de dar respuestas. Si todo va bien, se espera que para el 2020 la supercomputadora esté ampliamente extendida en el sector de la salud, según Chris Coburn, director ejecutivo para innovación de la Clínica de Cleveland.
Consultoría estratégica
No sólo el campo médico puede beneficiarse de las capacidades de este tipo de supercomputadoras. IBM es pionera en este campo, pero poco a poco la computación cognitiva se va expandiendo y cada vez hay un caldo de cultivo más propenso al surgimiento de otros proyectos en este sentido.
Aparte de servir como consultores a los médicos, las supercomputadoras podrán apoyar decisiones estratégicas en los negocios. El proceso es similar, ya que el éxito de la respuesta se basa en la capacidad para entender la pregunta y en la base de datos para proporcionar la respuesta.
Una vez conseguida la creación del proceso, de lo que se trata es de un esfuerzo, ímprobo, por supuesto, de seleccionar información y adaptar la máquina a las necesidades concretas de un determinado sector. A partir de ahí, la tarea corresponde a las personas. Hay que tener en cuenta que Watson no sustituye a un médico. En el diagnóstico no tiene nada que decir, es en el tratamiento donde entra en juego la máquina. Por tanto, la importancia de una buena pregunta es decisiva para el éxito de la respuesta.
Imagen: IBM