El bienestar en el trabajo es un tema que las compañías valoran más desde hace algún tiempo. Una de las últimas novedades sobre el mismo es la aparición de una posición dedicada, en exclusiva, a conseguirlo.
Toda empresa depende en esencia del desempeño de sus trabajadores. Si éstos funcionan bien, la empresa funciona bien; si, por el contrario, lo hacen mal, la empresa funciona mal, o peor, en cualquier caso. Es una relación directa y natural. Y para gestionarlo, sirven, entre otras cosas, los departamentos de Recursos Humanos.
Sin embargo, debido a que cada vez está más clara la importancia de la motivación en la productividad de los trabajadores, está surgiendo un nuevo rol encargado de forma exclusiva –y no parcial– de impulsarla: Chief Hapiness Officer; en español, Gestor de la felicidad. Como su nombre indica, su cometido es muy simple: que los empleados estén felices.
Win-win
No cabe duda de que ambas partes resultan beneficiadas. La empresa, porque aumenta su rentabilidad económica. Pero más allá de este interés productivo evidente que, probablemente, haya sido su origen, es interesante observar una dirección más constructiva y humana en las organizaciones.
Hasta ahora, el bienestar profesional es un aspecto que se aborda en el día a día, pero de una manera casi aleatoria. Los propios responsables se preocupan por la comodidad de su equipo por voluntad propia; entendiendo que es necesario y positivo. Otras veces, son los departamentos de Recursos Humanos los que organizan actividades de Team Building o talleres para mejorar el ambiente laboral. Pero, a menudo, el ritmo frenético de trabajo impide atender este bienestar con la atención que se merece.
Por supuesto, y sin ninguna duda, las empresas no son responsables de que sus empleados estén o no felices, como señalan en este artículo de Medium. Que una persona se encuentre más o menos dichosa con su vida es un asunto que le incumbe, sobre todo, a ella, y de la que es la máxima responsable.
Ahora bien, las empresas también tienen una parte de responsabilidad en que sus integrantes trabajen motivados. Es una cuestión en la que, seguro, hay diferentes visiones, desde las que consideran que una compañía paga por un servicio y ya está hasta las más “sindicalistas”, que entienden que es un “deber” empresarial el garantizar una mayor comodidad a los empleados.
Durante el confinamiento, hemos visto numerosas muestras de empatía por parte de las organizaciones, que instauraron el teletrabajo para preservar la salud y minimizar los riesgos, incluso antes de que fuera obligatorio. Sin embargo, ¿durará este interés en el futuro, cuando la pandemia se olvide?
Retener talento y fidelizarlo
Quizá no, o no tanto, pero el solo hecho de que aparezca esta nueva figura de Chief Hapiness Officer en el panorama profesional es un avance interesante y muy significativo, para todos. Pues se trata de una profesión que quizá se convierta en la clave para retener talento y fidelizarlo, en un mercado laboral en donde existe tanta rotación y competencia. Y en donde, cada vez cala más el discurso desencantado con la frialdad corporativa, a pesar de las buenas intenciones de estos meses.
Si algo han observado las empresas en la cuarentena es que necesitan a sus trabajadores, el principal motor que las mueve. Y su compromiso y entusiasmo con los colores que visten son cruciales para el resultado final. ¿Cómo no prestarle más atención?