Una palabra para el año: cómo reenfocar los propósitos de Año Nuevo

Con la llegada del nuevo año, he observado que en algunas latitudes se ha desterrado el concepto de propósitos de Año Nuevo y ha cogido vuelo el movimiento ‘una palabra para el año’.

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En concreto, las redes sociales y los muros de LinkedIn, Twitter o Instagram de mis colegas y amigos angloparlantes se han poblado en la última década con el hashtag #OneWord, seguido muchas veces por el año.

¿Cuál es la razón? En un listado exhaustivo de objetivos, podemos llegar a perdernos y olvidar el verdadero motivo por lo que nos estamos proponiendo todos esos cambios y nuevos hábitos.

En definitiva, podemos acabar confundiendo la parte con el todo, el para qué con el cómo. Terminar obsesionados con los árboles (por ejemplo, aprender inglés) y perder de vista el bosque (que tiene mucho que ver con el verdadero propósito por el que lo hacemos, como podría ser encontrar un nuevo empleo más acorde a nuestros gustos, valores, talentos o momento vital en el que nos encontramos).

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Una palabra para el año: el origen de un movimiento

La palabra del año tuvo su origen en Estados Unidos, cuando el entonces presidente de la American Dialect Society, Allan Metcalf, quiso dar publicidad a la organización.

A este directivo se le ocurrió trasladar la ‘Persona del Año’, una exitosa propuesta de la revista Time, al mundo del lenguaje, por lo que propuso ‘la palabra del año’.

Numerosas entidades han emulado esta idea, que acabó trasladándose al ámbito individual y personal. Pero en lugar de como una conmemoración de lo sucedido, como una proyección hacia el futuro más inmediato.

La primera referencia que he encontrado en este contexto particular fue el libro ‘One World that Will Change your Life’, de Jimmy Page y Dan Britton, que aboga por simplificar tu vida y tu negocio poniendo el foco en una sola palabra que dirigirá tus pasos los siguientes doce meses y que se puede convertir en un verdadero catalizador del cambio.

Otro referente en este sentido es Greg McKeown y su obra ‘Essentialism: The Disciplined Pursuit of Less’, para quien es una contradicción marcarse cuatro o cinco prioridades. Aboga por el minimalismo aplicado también a la productividad, las metas y los objetivos.

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Ventajas de enfocarse en una sola palabra

Entre las múltiples ventajas de este método, me gustaría destacar:

  • El desorden y la complejidad de unos propósitos de Año Nuevo demasiado complicados pueden llevarte a la procrastinación e incluso a la parálisis.
  • Es una fórmula más flexible y adaptable a lo que realmente sucederá. Por ejemplo, ¿recuerdas qué fue de los propósitos de Año Nuevo que te hiciste el año de la pandemia cuando el confinamiento llegó?
  • Es más fácil de recordar y de aplicar una palabra para el año a cada pequeña decisión de tu día a día, lo que contribuye a que seas constante.
  • Te permite enfocarte y obtener resultados en lo que verdaderamente es importante para ti.
  • Hace posible los cambios incrementales que impulsen grandes transformaciones a medida que cogen tracción y efecto en cascada
  • Aporta foco y claridad sobre lo que quieres lograr.
  • Por definición, te ayuda a priorizar
  • Puede ser una forma más intuitiva de dar con lo que verdaderamente eres y quieres. “La palabra en muchas ocasiones simplemente emerge”, nos explica Simon Fogg, facilitador, consultor y gestor de proyectos que lleva muchos años utilizando y dando a conocer esta fórmula. “Con los propósitos de Año Nuevo, a veces piensas y les das tantas vueltas que acabas pensando más de la cuenta”, con lo que corres el riesgo de que tus propósitos sean menos auténticos.
Si tuvieras que elegir una palabra para el año 2023, ¿cuál sería?

Inconvenientes de una palabra para el año

No todo son ventajas en este enfoque, por supuesto, porque el término que elijas:

  • Puede quedarse en un objetivo demasiado genérico, abstracto, poco concreto o aspiracional, que no te ayude a lograr tus metas ni a tomar decisiones.
  • Que no sepas cómo traducir tu palabra para el año en objetivos o acciones concretas para tu día a día

La fórmula del éxito

Llegados a este punto, mi recomendación sería combinar los propósitos de Año Nuevo tradicionales con una palabra para el año. Pero en este caso, el orden de los factores sí altera el producto.

Es decir, lo más efectivo es encontrar tu palabra para el año y, a partir de ahí, definir objetivos SMART o utilizar los OKR para que se traduzca en acciones concretas que te ayuden a avanzar, cambiar, mejorar o lograr lo que deseas.

¿Cómo encontrar tu palabra del año?

Las propuestas y posibilidades son muchas, pero me propongo que te preguntes cosas como: ¿Qué es lo más importante para mí en estos momentos? ¿Qué logro me haría más feliz ahora? Si pudiera elegir una sola cosa por la que recordar el año que entra, ¿cuál sería? ¿Quién soy y en quién me gustaría convertirme? Si pudiera cambiar un único aspecto, ¿cuál elegiría? ¿A qué me dedicaría si este fuese mi último año de vida?

Otra opción es partir de los propósitos, si te resulta más sencillo, y aplicar la regla de los cinco porqués a cada uno de ellos, que consiste en preguntarte el porqué de tu elección inicial y el porqué de cada una de tus respuestas hasta llegar a tu verdadera motivación profunda.

Ejemplos inspiradores de una palabra para el año

Mojo (energía positiva, influencia, magia), apply (aplicar) o focus (foco) han sido algunas de las palabras a lo largo de los años del antes mencionado Simon Fogg, verdadero inspirador de este artículo.

Pero también me gustaría compartirte la mía para este año que comienza, por si te sirve de ejemplo: ikigai, la felicidad de estar siempre ocupado porque nos estamos dedicando a aquello que hace que la vida merezca la pena, que nos motiva a levantarnos cada mañana y que constituye nuestro mayor don o talento. ¿Cuál es la tuya?

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